Sería interminable escribir acerca de las
impresiones que genera La Argentina. Lo primero es el impacto que produce
Buenos Aires, que lejos de parecer una ciudad europea es un excepcional collage
de buen gusto en donde lo mejor del viejo mundo se fusiona a un nivel
alucinante. La belleza de la ciudad se encuentra con facilidad en cada esquina,
incluso en lugares insospechados y la energía propia de América Latina late
como un corazón acelerado por las pasiones. Un país que literalmente fue hecho
por todas las culturas de todos los confines. La policromía étnica y la
multiculturalidad marcan a la nación del sur.
Invirtiendo el tiempo
Un buen ojo de bife con Malbec de Mendoza y dulce de leche de postre.
Infinidad de buenos cafés en donde se le puede pasar a uno la vida entera
leyendo o conversando con una buena compañía. Librerías en donde no sabemos
dónde colocar el ojo, si en los libros o en la excepcional arquitectura del
local. Es que sinceramente Buenos Aires no tiene comparación porque es un
derroche concentrado de buen gusto en donde las leyendas urbanas y las consejas
populares superan por mil cualquier intento que hagamos para atrapar la
realidad. En Buenos Aires desborda el regocijo y la belleza femenina, que con
su altivez y buen vestir nos vuelven a recordar que siempre hay espacio para
soñar.
Taxistas y locuacidades
Tal vez si los taxistas no hablasen tanto, la ciudad sería mejor. Cuando
me monto en un taxi valoro mucho el silencio del conductor. No me gusta
escuchar las sandeces que sueles decir los taxistas, que generalmente son
personas de poca cultura que opinan sobre cualquier cosa. Son los sofistas de
nuestro tiempo, a quienes no me gusta darle espacio para que desarrollen las
cosas que se les ocurren. En Buenos Aires, el taxista que escupe banalidades y
habla sobre tonterías que no conoce es el mismo que en New York, con la
diferencia que no para de hablar. Parecieran haber salido de la cámara de los
tormentos en donde estuvieron encerrados por mil años y necesitan hablar
cualquier tontería. A mi juicio, es tan reprochable la cháchara y lo
deslenguado de estas personas como quien se presta a seguirles lo que dicen. De
mi parte impera el silencio mientras me sumerjo en la lectura de un libro. El
bla bla bla no para.
La riqueza de las naciones
Adam Smith se hubiese quedado paralizado ante las infinitas necedades
que se han experimentado en La Argentina para controvertir la naturaleza de la
economía. Es un tema que tiene enorme interés para cualquier pensador porque de
alguna manera, en un solo país, se concentran todos los yerros que se pueden
cometer en materia económica. Los argentinos han vivido y sobrevivido a los más
rancios experimentos en materia económica, en donde el populismo ha hecho
descomunales esfuerzos por mantenerse en el poder al precio de generar más
pobreza. Es un país en donde han ido de la mano la corrección en materia de
liderazgo a la par del desafuero.
Borges y Perón
Hay elementos atinentes a la cultura que van creando una identidad que
permite que la misma adquiera una forma. Esos elementos están muy marcados en
el país del sur de Suramérica, en donde las antípodas van de la mano y Borges o
Perón son partes de esa identidad. Lo más excelso del elitismo a la par de lo
populachero. De eso trata esa identidad tan particular. El arte está en todas
partes y saberlo apreciar es un regalo que ofrece la nación. El fútbol, con sus
hombres héroes y dioses es el bálsamo que permite demostrar la exaltación de las
pasiones y cohesiona el alma de un país, como un gran bloque en donde triunfa
la alegría y la esperanza es la bandera con la que se levanta cada ciudadano.
Voy por un mate.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 03 de mayo de
2022.
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