domingo, 31 de julio de 2016

El Domo

31-07-2016
EL DOMO 

PARQUE NACIONAL SIERRA DE LA CULATA


El camino hacia El Domo



Una mañana muy soleada. Picacho en la vía a El Domo



El Domo



En la base de El Domo 

lunes, 25 de julio de 2016

Pico Pan de Sal

23-24 / 07-2016
PICO PAN DE SAL 

PARQUE NACIONAL SIERRA DE LA CULATA

https://es.wikipedia.org/wiki/Parque_nacional_Sierra_de_La_Culata



Comenzando el ascenso desde La Culata




En el centro pico 'La Pirámide' desde 'Valle del Muerto'



Valle del Muerto



A la altura del 'primer refugio'




Hacia la cascada El Duende



Cascada El Duende



Sector Pan de Azúcar



Sector Barro Negro 



Campamento. Sector Barro Negro. 23-07-2016




Barro Negro. 24-07 8:00 a.m.



Pico Pan de Azúcar




Con el montañista y fotógrafo Eduard Arboleda. Al fondo se aprecia el Pico Pan de Azúcar




Montamos el campamento base en 'Barro Negro' el 23/07 y con un sol excepcional, comenzamos el ascenso al día siguiente a las 8.00 a.m. por la ruta de 'el valle' hacia el Pico Pan de Sal. Al fondo se aprecia el Pico Pan de Azúcar




Por la ruta de 'el valle' hacia el Pan de Sal



Picos Gemelo de Pan de Azúcar y Pan de Sal



Insólito el tamaño de los frailejones en este lugar. Crecen un (1) cm. por año. Este frailejón tiene más de cuatrocientos (400) años 




El camino hacia el pico Pan de Sal



Ascenso al pico Pan de Sal




La curiosa flora presente en el Pico Pan de Sal 



Extraordinaria vista de los picos Pan de Azúcar y Gemelo de Pan de Azúcar vistos durante el ascenso al pico Pan de Sal



La deslumbrante vista desde la cumbre del pico Pan de Sal



Picos Pan de Azúcar y Gemelo de Pan de Azúcar vistos desde la cumbre del pico Pan de Sal



En la cumbre del pico Pan de Sal



En la cumbre del pico Pan de Sal



En la cumbre del pico Pan de Sal



Picos Pan de Azúcar y Gemelo de Pan de Azúcar vistos desde la cumbre del pico Pan de Sal 24-07-2016

viernes, 15 de julio de 2016

ENTREVISTA: Alirio Pérez Lo Presti @Dossier33

ENTREVISTA:   Alirio Pérez Lo Presti@Dossier33 

Realizada por la Licenciada Sofía Torres @soficaro121   
para @Dossier 

10 de julio de 2016




.-¿Cómo evalúa usted la situación actual del país?

Como una etapa muy dura para todos porque vivimos una suerte de transición en donde están ocurriendo infinitud de cambios positivos pero nuestras condiciones de vida se siguen deteriorando en caída libre. Desde que fue modificada la correlación de fuerzas en el parlamento, muchos venezolanos volvieron a abrigar la esperanza de vivir en un país mejor: Recordemos que algunos pensaban que este triunfo de carácter democrático no era posible. Sin embargo, es imprescindible entender que el problema venezolano trae consigo revertir una serie de estragos que se hicieron tanto en el normal funcionamiento de concebir la vida en sociedad como en los disparates económicos que se han cometido. Todo esto, por supuesto requiere de tiempo y asumirlo con templanza es muy difícil porque ni al miedo ni al hambre se le puede exigir paciencia. 

.-¿Cree que existe un pensamiento claro orientado a la praxis para procurar un cambio en Venezuela? ¿Por qué?

Por supuesto que sí. Una cosa es la teoría, las ideas y el basamento ideológico que una fuerza política pueda asomar y otra es la ruda realidad con la cual se ha de medir. Una cosa son las ideas y otra la realidad. Si algo ha dejado claro el duro siglo XX es que las más disímiles formas de implementar las distintas utopías terminaron en fracasos estrepitosos con las consabidas consecuencias: Violencia y hambre. Desde los más variados nacionalismos hasta el papiro marxista resultaron ser estafas intelectuales por la incapacidad de ser llevados a la práctica. La praxis política sensata es aquella que se aleja de los delirios mesiánicos revolucionarios y sin renunciar a su sustento ideológico, permite la convivencia de distintas maneras de ver la vida en sociedad, tanto desde el unto de vista económico como desde el culto a las más variadas formas de pensamiento. Cuando vemos a los países más avanzados en materia de seguridad social y paz ciudadana no vemos radicalismos. Dejaron de ver el mundo en blanco o negro e integraron las formas más efectivas de conducir sociedades armónicas. Nuestro problema es que aquí en América Latina las utopías llegaron con retraso y la revuelta cubana influenció a toda una generación de intelectuales. Eso le hizo y le sigue haciendo mucho daño al país. 

.-¿Qué cambios cree usted que deben hacerse en las reglas de la dinámica política en Venezuela?

Pertenezco a una generación a la cual nos ha tocado tener que lidiar con una manera singular y hasta cierto punto inédita de hacer política. Se aprobó a través de una Asamblea Nacional Constituyente un texto constitucional diseñado a la medida personal del fallecido Presidente Hugo Chávez, en el cual la figura presidencial tiene poderes casi monárquicos, además de que se introdujeron tratadas de fondo que vulneran la posibilidad de alternabilidad en el poder. Estamos atrapados con una constitución que por una parte da poderes de rey al presidente, pero por otra parte permite que nos sublevemos ante el mismo a través de los mecanismos que la propia constitución establece. Una paradoja perfecta que induce al caos social y perdió su sentido en los nuevos tiempos que vivimos. Es una necesidad cambiar las reglas del juego político y ello se puede lograr, junto con otras medidas, estableciendo tres cambios al actual texto constitucional: Acortar el periodo presidencial a cuatro años, permitir una sola reelección y creando la figura del balotaje, la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, que ha funcionado bien en nuestros países vecinos. 

.-¿Es viable el cambio en Venezuela? De ser viable, ¿cómo será ese cambio que una gran parte del país clama?

El cambio no solo es viable sino que es inevitable. Cualquier fuerza política que quiera sobrevivir a su tiempo ha de modificar las tácticas y estrategias con las cuales pretende abordar el poder. Con un rechazo tan grande por parte de todos los niveles de la población sin excepción, lo que queda del chavismo debe apostar por el sentido común y entender que a veces se gana más cuando se acepta una derrota a tiempo. Si la idea es mantener el conflicto y hundir más la nación, solo se logrará lo inevitable que es un cambio de sistema peligrosamente impredecible. Una salida militar, por ejemplo, sería hundir el pie en el acelerador de la catástrofe económica y social, además de que aislaría a los actuales gobernantes de sus tradicionales aliados internacionales. El cambio pasa por negociar y para negociar se requiere dialogar. Es ridículo pretender que en una nación no se dialogue por diferencias ideológicas. Incluso los grupos delincuenciales y quienes se colocan al margen de la ley llegan a acuerdos y pactos básicos de supervivencia. El cambio pasa por el diálogo y el ceder o establecer espacios de poder como forma básica de hacer política. En este momento, los líderes no pueden dialogar directamente ni hacer concesiones porque sería acabar con su capital político. Las negociaciones de rigor las realizarán quienes hacen política de bajo perfil, que a veces son tan o más importantes que los líderes visibles. 

.-Una vez superado los tiempos difíciles: ¿Qué sociedad debemos esperar tener?

De las cosas más tristes que ha pasado en estos casi 18 años es que se implantó una manera soez y violenta de expresarse. El discurso militarista contaminó, más de lo que ya estaba presente, la manera de comunicarse del ciudadano común. Otra cosa que desapareció fue la posibilidad de debatir sin que se genere una enemistad. Familias enteras se han desintegrado en su seno por una supuesta lucha política que en realidad lo que pretendía era que un grupo sometiera a otro. Ya eso no está planteado simplemente porque una minoría no puede aplastar a una mayoría. Si lo logra es a través de la violencia y ese camino no está resultando en Venezuela. Lo vemos cada día que pasa con la infinidad de manifestaciones como consecuencia del hambre y la desesperación. Un grupo puede someter por la fuerza un tiempo pero no lo puede hacer indefinidamente. Es obvio entender que en el pulso de las dinámicas sociales una acción genera una reacción y la violencia termina generando más violencia. Creo que llegó el momento de enseriarnos y antes de que terminemos en una catástrofe, se hable con madurez de paz y civilidad. Creo que es el tiempo en que nos debemos volver ciudadanos, respetuosos de las ideas ajenas. Es tiempo de practicar pedagogía política. 

.-¿Qué sociedad tenemos actualmente?

Una sociedad caótica con altos niveles de desesperanza en la población general. Por una parte es una excelente oportunidad para que el liderazgo nacional proponga salidas sensatas, como es el caso del referendo revocatorio, que es legal y se encuentra amparado en la constitución, pero por otro lado es un escenario de mucha vulnerabilidad en donde las manifestaciones más grotescas de violencia política hacen su aparición de manera espasmódica y hasta metódica, sin un liderazgo que las logre mitigar, porque no se rigen por una lógica atinente a lo operativo, a lo que conduzca a un efecto de cambio político, sino que responden a la insensatez y al fanatismo. 

.-¿Qué ha pasado con los grupos de pensadores en Venezuela? En comparación con otros países de la región, aquí se evidencia una escasa producción de pensamiento sobre los problemas que nos aquejan. No hay obras, publicaciones ni desarrollo cultural ¿Cuál es su opinión?

En 2015 publiqué un libro titulado “Para todos y para ninguno y otros ensayos” editado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes en donde planteo este asunto. Entre otras ideas asomo el hecho de que cuando emerge un líder de carácter mesiánico que se apodera durante miles de horas de los medios de difusión radioeléctricos, el líder comienza a ocupar espacios de poder y de control hasta el punto de llegar a ser omnímodo. Tuvimos un líder que era muy polifacético e interpretó roles que iban desde el propiamente político hasta los de  historiador, poeta, cantante, bailarín y conductor de tractores. Era como si cualquier otra persona en la sociedad quedase opacada por las infinitas capacidades del líder, el cual podía interpretar cualquier rol social sin muchas complicaciones. En este enamoramiento colectivo se creó también un vínculo incluso afectivo al punto de que muchos creyeron ser los hijos del líder. Todo esto tiene que ver con nuestra identidad como conglomerado y la ausencia de figuras masculinas nutricias de autoridad en el seno de muchas familias venezolanas. Pero tal vez quienes fuimos más ensombrecidos precisamente somos quienes estamos vinculados con la creatividad y el cultivo de las ideas, pues fuimos opacados por quien se atrevió a realizar las más acrobáticas y desmedidas argumentaciones que no tenían ningún nivel de precisión intelectual y además eran aplaudidas por grandes mayorías. Incluso grupos de intelectuales autodenominados revolucionarios se prestaron a esta comparsa. La realidad como siempre termina por mostrarse y los hombres de pensamiento, artistas y creadores han vuelto progresivamente a ocupar sus respectivos espacios ante la ausencia de la figura mesiánica. En las sociedades con madurez cada quien ocupa su rol y esos roles se están volviendo a acoplar en nuestros días. A veces no nos damos cuenta de cómo y cuánto están cambiando las cosas. Es natural que nos desesperemos porque los cambios no van al ritmo que queremos, sin embargo el país no solo está cambiando. El país cambió.




10 de julio de 2016. 

martes, 5 de julio de 2016

Violencia contra estudiantes del Seminario


EXHORTACIÓN PASTORAL en ocasión de la violencia desatada en Mérida el viernes 1 de julio de 2016


ARQUIDIÓCESIS DE MÉRIDA
EXHORTACIÓN PASTORAL para ser leída en todas las misas del domingo 3 de julio de 2016 en ocasión de la violencia desatada en Mérida el viernes 1 de julio
“No a la inequidad que genera violencia”
(Papa Francisco)

Con inmenso dolor quiero compartir con toda la comunidad merideña que hoy domingo participa en la Eucaristía, unas reflexiones ante los bochornosos acontecimientos del viernes pasado en la ciudad de Mérida. De nuevo, un grupo de colectivos generó durante varias horas, actos de violencia, agrediendo a las personas que transitaban por la Avenida Don Tulio y las inmediaciones a las instalaciones universitarias. Trancaron la vía, quemaron cauchos y troncos, asaltaron y le quitaron sus pertenencias a los que pasaban, quemaron vehículos, saquearon comercios, en fin, realizaron a sus anchas actos vandálicos de toda índole.
Cuatro menores de edad, estudiantes de bachillerato en el Seminario Menor San Buenaventura de Mérida, se dirigían a clases de inglés en el CEVAM, cuando fueron interceptados por unos desadaptados quienes los interpelaron “si eran chavistas o de la oposición”; a lo que estos jóvenes asustados respondieron “somos seminaristas”, desatándose con mayor ímpetu las iras, golpeándolos, desnudándolos, quemando sus ropas y amenazando a uno de ellos con rociarle gasolina y quemarlo vivo. Hasta aquí, escuetamente, parte de los hechos.
Ante ello, nos preguntamos:
¿Cómo es posible que durante horas estas hordas generen un caos sin que intervengan los órganos de seguridad del Estado? No es la primera vez que sucede esto en nuestra ciudad. No es descabellado pensar que obran así porque tienen la anuencia de quienes tienen como primera obligación resguardar la vida y los bienes de los habitantes.
Quiero resaltar el hecho de que haberse identificado como seminaristas, desató una conducta más agresiva e irracional. Estamos ante comportamientos fascistas y comunistas, que irrespetan los valores espirituales, lo cual es inaceptable desde cualquier punto de visto. La forma como actuaron indica a todas luces que es gente entrenada, tipo comando, para realizar con destreza este tipo de acciones. ¿No indica esto que estamos ante una conducta amoral que no puede ser permitida ni por la sociedad ni por sus autoridades que están puestas para defender los valores de la misma? Es un pecado que clama al cielo.
“Este tipo de actos, no perjudica sólo a la Iglesia, como nos lo recuerda el Papa Francisco, sino a la vida social en general. Reconozcamos que una cultura, en la cual cada uno quiere ser el portador de una propia verdad subjetiva, vuelve difícil que los ciudadanos deseen integrar un proyecto común más allá de los beneficios y deseos personales” (Evangelii Gaudium 61).
Como creyentes estamos llamados a ser constructores de paz y esperanza. No hay lugar para el desánimo o la desesperación; al contrario, es una oportunidad de oro para la creatividad, el noble ejercicio de una ciudadanía que no se deja robar sus valores más queridos.
En la segunda lectura de hoy, el apóstol Pablo nos invita a vivir en libertad, a no someternos de nuevo al yugo de la esclavitud. “Nuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, seamos esclavos unos de otros por amor”. Por eso, la invitación a redoblar la oración, a buscar con insistencia los caminos que nos conduzcan a superar la terrible crisis que vive el país. A hacerlo con racionalidad y respeto, pero con valentía y coraje, que nace del amor que Jesucristo nos da.
Como bálsamo refrescante dejo constancia de los centenares de mensajes recibidos de nuestra feligresía, de la ciudad, del país y del extranjero, expresando su pesar y ofreciendo la solidaridad que nace del amor fraterno y de la necesidad de superar la maldad. Sacerdotes, religiosas, instituciones eclesiales y civiles, obispos y personas de la más diversa índole, condenan de forma contundente estos abominables episodios. Nos duele constatar no haber recibido ni una palabra de parte de las autoridades oficiales. Es un silencio que cuesta asimilar.
Que el Señor Jesús y María Santísima nos haga reflexionar, superar la indignación y buscar conjuntamente la paz y la convivencia fraterna de la que está necesitada nuestra patria.
Con nuestra bendición, pidiéndoles que oremos los unos por los otros, y sobre todo, por nuestra juventud, merecedora de un mejor presente y futuro.

+ Baltazar Enrique Porras Cardozo
Arzobispo Metropolitano de Mérida

+ Alfredo Enrique Torres Rondón
Obispo Auxiliar de Mérida



Fuente: Diario Frontera de Mérida. 03 de julio de 2016

lunes, 4 de julio de 2016

Las vacas desnutridas



El anecdotario de historias de vida que puede acumular alguien con mi vocación puede ser ilimitado y asombroso, tanto, que ni se puede decir por ser tildados de exagerados o mentirosos. Sin embargo contaré una experiencia de la cual me enteré de primera mano por uno de sus protagonistas.

Hubo un tiempo muy cercano en el cual los venezolanos de los más variados estratos sociales viajaban de manera casi compulsiva por el mundo; muchos lo hacían para conocer, pero otros para usar sus tarjetas de crédito de manera fraudulenta y “aprovechar” para traer dólares del exterior. El término de “raspacupos” fue acuñado a este grupo. Era uno de los últimos actos de una suerte de fiesta colectiva en la cual muchos, ebrios por las posibilidades de “beneficiarse” de las bondades del insólito caudal de petrodólares que recibía la nación, trataban literalmente de raspar la olla de sus vidas.

Resulta que una familia de cinco adultos decidió irse para Ecuador, porque la moneda de ese país es el dólar, “raspar” las tarjetas de rigor y quedarse unos días en un hotelito muy modesto en la capital. Se vistieron de mendigos, usando ropas ajadas, se pintarrajearon el rostro para que pareciera que se encontraban sucios y se iban a las calles a mendigar todos los días de ocho de la mañana a cuatro de la tarde. Los ecuatorianos no dudaban en darle la dádiva que solicitaban y me contó que en promedio cada uno “ganaba” cuatrocientos dólares diarios, lo que hacía un subtotal de 2.000 dólares semanales y regresaron con 10.000 dólares en total que ganaron en cinco días, pidiendo limosnas en el país cercano.

La historia me la contaba uno de los venezolanos, de clase trabajadora, con título profesional, mientras reía a carcajadas de lo que consideraba una genialidad de su parte y de los otros miembros de su familia. La cuestión no tendría mucha relevancia porque pudiese tratarse de un asunto particular, si no fuese porque relatos como este o parecidos, los escucho muchas veces en boca de mis pares venezolanos, haciendo alarde de su viveza.

Como venezolano me cuesta dejar de ser suspicaz ante la actitud de muchos de mis connacionales, porque esa “viveza criolla” no viene de ahora, ni de hace décadas, sino que la arrastramos como una tara desde la conquista. Es la tradición del pícaro del siglo XVI del puerto de Sevilla, quien concibe la vida como una especie de escenario para la supervivencia diaria, alejado de lo normativo y del culto al esfuerzo y apegado a lo espasmódico y lo que se obtiene con facilidad. 

Esa Visión pícara de la existencia asociada a un mesianismo embrutecedor forma dos anclas que evitan que avancemos como conglomerado a mejores escenarios, porque hemos sido educados de esa manera y la reversión de una forma de ver el mundo es muy difícil de modificar. Sería asumir que lo normal es que la vida no fuese dura sino muy dura y entender que es el esfuerzo lo que le da valor a las cosas. Lo que fácil llega fácil se va.

¿Cómo no pretender que el país iba a colapsar desde el punto de vista económico y social si hasta hace poco vivíamos en una fiesta donde el derroche y las maneras más superficiales de conducirse eran la brújula que condicionaba nuestros actos? ¿Cómo no iba a fracasar como Estado un país en el cual sus ciudadanos no tienen capacidad de ver hacia el futuro y predecir las más elementales señales de que la manera como se estaba viviendo era a todas luces anómala y ficticia? ¿Acaso el líder no es un símbolo que nos identifica y muestra lo que somos?

El bíblico José le dice al Faraón: “Vendrán siete años en que habrá de todo en abundancia en Egipto, pero en seguida vendrán siete años de escasez que harán olvidar toda la abundancia anterior del país y que lo agotarán. La escasez tremenda que sobrevendrá hará desaparecer la abundancia del país”. Pero José aconseja al Faraón “que busque un hombre inteligente y sabio para ponerlo al frente de Egipto. Que nombre, además intendentes en todo el país que recauden la quinta parte de la cosecha durante estos siete años de abundancia: recogerán los víveres de estos siete años buenos y almacenarán el grano en las ciudades donde los guardarán bajo la autoridad de Faraón. De esta manera quedarán reservas para los siete años de escasez que vendrán, y así el pueblo no morirá de hambre.”

A todo esto José le hace entender al Faraón que por tomar estas previsiones, no hay hombre más inteligente ni sabio que él mismo. Cuando llegaron los siete años de sequía, según lo anunciado por José, hubo hambre por todos los países pero en Egipto había pan y de todas partes llegaban las personas a Egipto a comprar trigo a José ya que la escasez era universal.

Ese es el reto del nuevo liderazgo que emerge en nuestra nación: revertir la más funesta forma de conducirse y a través de la pedagogía propia del líder, fomentar un anclaje en lo ético, que a fin de cuentas es la única ancla que cimienta las bases de una sociedad con posibilidades de mejorar.




Twitter: @perezlopresti   



Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 04 de julio de 2016