viernes, 15 de julio de 2016

ENTREVISTA: Alirio Pérez Lo Presti @Dossier33

ENTREVISTA:   Alirio Pérez Lo Presti@Dossier33 

Realizada por la Licenciada Sofía Torres @soficaro121   
para @Dossier 

10 de julio de 2016




.-¿Cómo evalúa usted la situación actual del país?

Como una etapa muy dura para todos porque vivimos una suerte de transición en donde están ocurriendo infinitud de cambios positivos pero nuestras condiciones de vida se siguen deteriorando en caída libre. Desde que fue modificada la correlación de fuerzas en el parlamento, muchos venezolanos volvieron a abrigar la esperanza de vivir en un país mejor: Recordemos que algunos pensaban que este triunfo de carácter democrático no era posible. Sin embargo, es imprescindible entender que el problema venezolano trae consigo revertir una serie de estragos que se hicieron tanto en el normal funcionamiento de concebir la vida en sociedad como en los disparates económicos que se han cometido. Todo esto, por supuesto requiere de tiempo y asumirlo con templanza es muy difícil porque ni al miedo ni al hambre se le puede exigir paciencia. 

.-¿Cree que existe un pensamiento claro orientado a la praxis para procurar un cambio en Venezuela? ¿Por qué?

Por supuesto que sí. Una cosa es la teoría, las ideas y el basamento ideológico que una fuerza política pueda asomar y otra es la ruda realidad con la cual se ha de medir. Una cosa son las ideas y otra la realidad. Si algo ha dejado claro el duro siglo XX es que las más disímiles formas de implementar las distintas utopías terminaron en fracasos estrepitosos con las consabidas consecuencias: Violencia y hambre. Desde los más variados nacionalismos hasta el papiro marxista resultaron ser estafas intelectuales por la incapacidad de ser llevados a la práctica. La praxis política sensata es aquella que se aleja de los delirios mesiánicos revolucionarios y sin renunciar a su sustento ideológico, permite la convivencia de distintas maneras de ver la vida en sociedad, tanto desde el unto de vista económico como desde el culto a las más variadas formas de pensamiento. Cuando vemos a los países más avanzados en materia de seguridad social y paz ciudadana no vemos radicalismos. Dejaron de ver el mundo en blanco o negro e integraron las formas más efectivas de conducir sociedades armónicas. Nuestro problema es que aquí en América Latina las utopías llegaron con retraso y la revuelta cubana influenció a toda una generación de intelectuales. Eso le hizo y le sigue haciendo mucho daño al país. 

.-¿Qué cambios cree usted que deben hacerse en las reglas de la dinámica política en Venezuela?

Pertenezco a una generación a la cual nos ha tocado tener que lidiar con una manera singular y hasta cierto punto inédita de hacer política. Se aprobó a través de una Asamblea Nacional Constituyente un texto constitucional diseñado a la medida personal del fallecido Presidente Hugo Chávez, en el cual la figura presidencial tiene poderes casi monárquicos, además de que se introdujeron tratadas de fondo que vulneran la posibilidad de alternabilidad en el poder. Estamos atrapados con una constitución que por una parte da poderes de rey al presidente, pero por otra parte permite que nos sublevemos ante el mismo a través de los mecanismos que la propia constitución establece. Una paradoja perfecta que induce al caos social y perdió su sentido en los nuevos tiempos que vivimos. Es una necesidad cambiar las reglas del juego político y ello se puede lograr, junto con otras medidas, estableciendo tres cambios al actual texto constitucional: Acortar el periodo presidencial a cuatro años, permitir una sola reelección y creando la figura del balotaje, la segunda vuelta en las elecciones presidenciales, que ha funcionado bien en nuestros países vecinos. 

.-¿Es viable el cambio en Venezuela? De ser viable, ¿cómo será ese cambio que una gran parte del país clama?

El cambio no solo es viable sino que es inevitable. Cualquier fuerza política que quiera sobrevivir a su tiempo ha de modificar las tácticas y estrategias con las cuales pretende abordar el poder. Con un rechazo tan grande por parte de todos los niveles de la población sin excepción, lo que queda del chavismo debe apostar por el sentido común y entender que a veces se gana más cuando se acepta una derrota a tiempo. Si la idea es mantener el conflicto y hundir más la nación, solo se logrará lo inevitable que es un cambio de sistema peligrosamente impredecible. Una salida militar, por ejemplo, sería hundir el pie en el acelerador de la catástrofe económica y social, además de que aislaría a los actuales gobernantes de sus tradicionales aliados internacionales. El cambio pasa por negociar y para negociar se requiere dialogar. Es ridículo pretender que en una nación no se dialogue por diferencias ideológicas. Incluso los grupos delincuenciales y quienes se colocan al margen de la ley llegan a acuerdos y pactos básicos de supervivencia. El cambio pasa por el diálogo y el ceder o establecer espacios de poder como forma básica de hacer política. En este momento, los líderes no pueden dialogar directamente ni hacer concesiones porque sería acabar con su capital político. Las negociaciones de rigor las realizarán quienes hacen política de bajo perfil, que a veces son tan o más importantes que los líderes visibles. 

.-Una vez superado los tiempos difíciles: ¿Qué sociedad debemos esperar tener?

De las cosas más tristes que ha pasado en estos casi 18 años es que se implantó una manera soez y violenta de expresarse. El discurso militarista contaminó, más de lo que ya estaba presente, la manera de comunicarse del ciudadano común. Otra cosa que desapareció fue la posibilidad de debatir sin que se genere una enemistad. Familias enteras se han desintegrado en su seno por una supuesta lucha política que en realidad lo que pretendía era que un grupo sometiera a otro. Ya eso no está planteado simplemente porque una minoría no puede aplastar a una mayoría. Si lo logra es a través de la violencia y ese camino no está resultando en Venezuela. Lo vemos cada día que pasa con la infinidad de manifestaciones como consecuencia del hambre y la desesperación. Un grupo puede someter por la fuerza un tiempo pero no lo puede hacer indefinidamente. Es obvio entender que en el pulso de las dinámicas sociales una acción genera una reacción y la violencia termina generando más violencia. Creo que llegó el momento de enseriarnos y antes de que terminemos en una catástrofe, se hable con madurez de paz y civilidad. Creo que es el tiempo en que nos debemos volver ciudadanos, respetuosos de las ideas ajenas. Es tiempo de practicar pedagogía política. 

.-¿Qué sociedad tenemos actualmente?

Una sociedad caótica con altos niveles de desesperanza en la población general. Por una parte es una excelente oportunidad para que el liderazgo nacional proponga salidas sensatas, como es el caso del referendo revocatorio, que es legal y se encuentra amparado en la constitución, pero por otro lado es un escenario de mucha vulnerabilidad en donde las manifestaciones más grotescas de violencia política hacen su aparición de manera espasmódica y hasta metódica, sin un liderazgo que las logre mitigar, porque no se rigen por una lógica atinente a lo operativo, a lo que conduzca a un efecto de cambio político, sino que responden a la insensatez y al fanatismo. 

.-¿Qué ha pasado con los grupos de pensadores en Venezuela? En comparación con otros países de la región, aquí se evidencia una escasa producción de pensamiento sobre los problemas que nos aquejan. No hay obras, publicaciones ni desarrollo cultural ¿Cuál es su opinión?

En 2015 publiqué un libro titulado “Para todos y para ninguno y otros ensayos” editado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes en donde planteo este asunto. Entre otras ideas asomo el hecho de que cuando emerge un líder de carácter mesiánico que se apodera durante miles de horas de los medios de difusión radioeléctricos, el líder comienza a ocupar espacios de poder y de control hasta el punto de llegar a ser omnímodo. Tuvimos un líder que era muy polifacético e interpretó roles que iban desde el propiamente político hasta los de  historiador, poeta, cantante, bailarín y conductor de tractores. Era como si cualquier otra persona en la sociedad quedase opacada por las infinitas capacidades del líder, el cual podía interpretar cualquier rol social sin muchas complicaciones. En este enamoramiento colectivo se creó también un vínculo incluso afectivo al punto de que muchos creyeron ser los hijos del líder. Todo esto tiene que ver con nuestra identidad como conglomerado y la ausencia de figuras masculinas nutricias de autoridad en el seno de muchas familias venezolanas. Pero tal vez quienes fuimos más ensombrecidos precisamente somos quienes estamos vinculados con la creatividad y el cultivo de las ideas, pues fuimos opacados por quien se atrevió a realizar las más acrobáticas y desmedidas argumentaciones que no tenían ningún nivel de precisión intelectual y además eran aplaudidas por grandes mayorías. Incluso grupos de intelectuales autodenominados revolucionarios se prestaron a esta comparsa. La realidad como siempre termina por mostrarse y los hombres de pensamiento, artistas y creadores han vuelto progresivamente a ocupar sus respectivos espacios ante la ausencia de la figura mesiánica. En las sociedades con madurez cada quien ocupa su rol y esos roles se están volviendo a acoplar en nuestros días. A veces no nos damos cuenta de cómo y cuánto están cambiando las cosas. Es natural que nos desesperemos porque los cambios no van al ritmo que queremos, sin embargo el país no solo está cambiando. El país cambió.




10 de julio de 2016. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario