martes, 30 de enero de 2018

Nietzsche sospechoso


Han sido muchos los aportes del filósofo alemán Friedrich Nietzsche al pensamiento occidental. No solo introdujo una serie de elementos de carácter novedoso a través de su obra, sino que actualmente, en plena contemporaneidad, pareciera que sus textos hubiesen adquirido más relevancia que nunca. El pensamiento de Nietzsche ha sido utilizado por los denominados postmodernos como constructo para intentar explicar sus posturas. Poseedor de un gran talento literario, huyó de la exposición filosófica sistemática “tipo ladrillo” y de “estilo científico” y encontró su medio expresivo en una prosa altamente poética.
 
De los múltiples elementos que seducen en la obra de Nietzsche y lo hacen propenso a crítica por parte de sus detractores, es precisamente el tipo de lenguaje que utiliza para expresar sus ideas (estratagema). Es un lenguaje típicamente político-proselitista y de ahí su capacidad para cautivar, en aras de lograr cambios en la forma de pensar de quienes se acercan a sus escritos.
 
Feroz en muchas ocasiones, sus textos parecieran una especie de cántico guerrero que buscase derrumbar murallas intelectuales. Quizás su ambiciosa labor así lo requería. Al menos Nietzsche pensó que el uso de un lenguaje fuerte y en ocasiones aplastante era imprescindible para poder contrariar un montón de ideas previamente elaboradas por filósofos que lo precedieron. Es interesante el furor con el cual desarrolla la tesis del anticristo y todo lo relacionado con su énfasis por convencer a los demás de la inexistencia de Dios y de los postulados valorativos que rodean la idea del dios cristiano. 
 
El cristianismo es un proyecto político de carácter expansivo concretado en Roma y ejecutado por el proselitismo instaurado por los seguidores de Pablo. El ateísmo de Nietzsche busca convencer sobre la potencial posibilidad de instaurar la tesis del superhombre. Nietzsche predica en sentido contrario al cristianismo, a favor del surgimiento de un hombre mejor, no cristiano, siendo el Zarathustra de Nietzsche el profeta de sus ideas. El lirismo de su obra es intencionalmente confuso y propenso a lo simbólico e interpretativo, en un afán de crear una “biblia” anticristiana. 
 
La moral nietzscheana se basa en el desprecio a la escala de valores de la ética cristiana, a la que considera propia de resentidos, es decir, de hombres que, al no ser capaces de realizarse a sí mismos, valoran positivamente la humildad, la benevolencia, la utilidad, cosas solo propias de esclavos y no de hombres libres, señores, capaces de llegar a ser superhombres como consecuencia de una conducta que va “más allá del bien y del mal” y consiste en la afirmación de lo vital por excelencia: la fuerza, la voluntad de dominio. Todo hilvanado de tal forma que es planteado como posibilidad factible de realización. De allí que exaltamos ese elemento político que es propio de la obra del filósofo alemán y que tiene su punto de partida primigenio en los filósofos preplatónicos. 
 
Paralelamente a esta visión, opone al ideal del progreso histórico la teoría del desarrollo humano concebido como una repetición, un eterno retorno; para él, el mundo es un devenir continuo que no desemboca en un estado final de perfección, sino que permanece bajo el signo de la contradicción, la lucha y el retorno constante de lo igual en el ser. 
 
Releyendo a Nietzsche no dudo en afirmar que su impulso vitalista y transgresor forma parte de lo más decantado del pensamiento occidental, siendo constantemente criticado tanto por cristianos como por igualitaristas, comunistas y otras derivaciones del pensamiento que trata de hacer del hombre un ser homogéneo. En Nietzsche figura una constante exaltación al individualismo que seduce por su pasión.
 
Sin embargo, no se puede negar que existe un auténtico riesgo de que su obra caiga en las manos equivocadas y de exaltación del potencial poder de cambio de la humanidad, se modifique el contenido de su obra y de manera lineal su interpretación se incline por ser una apología al deseo de tratar de tiranizar a las mayorías. Odiado, seguido, segregado, amado, ridiculizado, exaltado, criticado, controvertido, adorado y temido, creo que hizo su tarea como pensador. 
 
Pero no debe haber Crimen sin castigo para el hombre en una sociedad con bases mínimas morales y el Rodión Raskolnikov de Fiódor Dostoievski es el más diáfano ejemplo de cómo quien se creyó con la capacidad de transgredir lo normativo, terminó por cometer horribles crímenes y fue devorado por la idea de culpa. La enorme mitología Nietzscheana, llena de fantasías, señala que en cada uno de los morrales de los soldados alemanes había un libro del Zarathustra. Es de conocimiento que la propia hermana de Friedrich abrazó el nacionalsocialismo y en las páginas de La rebelión de las masas de Ortega y Gasset se encuentra el espíritu de este singular hombre. 
 
El loco fascinante, harto sospechoso, siempre dará para pensar. Que así siga siendo, diría Zarathustra. 





Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 30 de enero de 2018. 

martes, 23 de enero de 2018

Educación primero




Desde 2008, fecha en la cual fue publicado por primera vez, hasta 2015, su última reimpresión, el libro de mi autoría ‘Psicología. Lecturas para educadores’, ha ido de la mano con editoriales universitarias. Inicialmente CODEPRE, y luego el Consejo de Publicaciones de la Universidad de los Andes, apostaron por un texto que ha servido de guía para la docencia, pero muy particularmente para quienes creemos en la educación como el camino para superar las adversidades. 
 
Nada es tan importante como la apuesta en educación para surgir como un conglomerado en torno a un ideal de sociedad. Buena parte de la riqueza petrolera fue materializada en el desarrollo venezolano desde lo educativo y se creó una infraestructura institucional que ha sido generadora de lo más granado de la inteligencia del continente. La gratuidad de la enseñanza universitaria ha sido de las apuestas más serias que ha hecho la nación y muy particularmente la existencia de la Universidad Autónoma representa el ápice de lo mejor de la venezolanidad. 
 
Ahora, en 2018, las Universidades Autónomas son el reflejo y termómetro por el cual podemos medir las implicaciones de lo que ocurre en Venezuela. Ha habido un desmantelamiento operacional del sistema educativo y una de las instituciones más antiguas de la república hace aguas ante los ojos inertes de un país impactado por la magnitud de lo que vive.
 
Las posibilidades de recomposición es una labor de titanes, todavía más cuando no hemos salido de la brutal coyuntura por la que estamos atravesando. Cada vez que uno de mis estudiantes se despide para buscar mejores oportunidades en otros confines, le respondo lo mismo: independientemente dónde vaya, apostar en educación es la mejor de todas las inversiones. 
 
A raíz de la aparición del petróleo ocurren las más intempestivas transformaciones sociales en nuestro país, lo cual ha sido tema de innumerables reflexiones. No creo equivocarme al señalar que mucho más trascendente en términos históricos que la propia aparición del petróleo, que creó hábitos y posturas hacia la vida, es la implementación del actual modelo político que rige nuestra nación, que paradójicamente es una deriva de la aparición del petróleo.
 
De una nación a otra estamos pasando cada día y bien es sabido que en estos terrenos no hay vuelta atrás. El país que conocimos, que apostó en la educación como una manera de igualitarismo social, ya no existe. Lo que estamos presenciando es la modificación radical (en términos globales) de los más básicos elementos que componen la estructura social venezolana. Desde la categorización de las prioridades hasta el sistema de valores que tratamos de defender, todo ha cambiado en el país que tenemos en el siglo XXI.
 
Creo en el poder de la educación y sé que ningún abordaje educativo puede llevarse a cabo sin afectuosidad por la labor que se realiza. El docente que no siente pasión por lo que hace termina por engañar a los demás y lo que es peor, termina viviendo en un engaño. Hacer que un alumno se interese por lo que decimos e impartimos en clase requiere el esfuerzo de dedicar muchas horas en el desarrollo de estrategias para que nuestras palabras resuenen. ¿Cuál es el destino del mensaje?
 
En primer lugar, despertar la motivación necesaria para que el alumno aprenda a aprehender. Que se transforme en un sujeto crítico y adquiera la capacidad de desarrollar una visión constructiva hacia las enseñanzas que recibe. 
 
En segundo lugar, sólo a través del amor por la docencia, el buen maestro puede salir airoso en un campo de batalla donde tantos antecesores han sido derrotados; sólo a través del amor por la educación podemos desarrollar una visión que dé sentido a lo que hacemos y nos sirva de escudo protector ante las irregularidades e injusticias. 
 
El amor nos protege del tedio y de la mediocridad. Nos impulsa a ser creativos y vencer en definitiva a la muerte de la inventiva. En la actual situación por la que vivimos en Venezuela cada día se hace más áspero para cualquier venezolano honesto, pero más aun si se trata de alguien que cree en la educación, cuyo salario no le alcanza para cubrir las necesidades más básicas. 
 
Hace poco, señalando en una reunión pública lo importante que me sigue pareciendo el tema educativo, alguien presente señaló que yo era un romántico, en el sentido más peyorativo que pudiese tener el término. Pues sí. Si creer en las cosas potencialmente buenas y conducirme conforme a lo que creo me hacen un “romántico”, lo soy. 
 
De no sobrepasar la actual situación, las aulas se irán quedando vacías tanto de alumnos como de maestros y el país entrará en el callejón de los pueblos que llegaron a tener un momento estelar en algún momento y apostaron por la transgresión de lo normativo hasta convertirlo en norma. Para los que creemos en el poder de la educación, no es posible abandonar las banderas de la misma, porque sería aceptar el recurrente triunfo de la barbarie sin que nada se le anteponga.






Twitter: @perezlopresti



Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 23 de enero de 2018


Enlace:  http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/educacion-primero_684852

sábado, 20 de enero de 2018

Frases y pensamientos de Alirio Pérez Lo Presti

Don Freddy Ríos ha tenido la generosidad de elaborar imágenes con textos de mi autoría. Aquí algunas de ellas. Mi agradecimiento a @doserre 

























La totalidad de los textos fue publicada en el diario El Universal de Venezuela. 

viernes, 19 de enero de 2018

Una de vaqueros



Antes de montarse en el avión, Clint Eastwood compró una caja de puritos. Cuando Sergio Leone lo vio, quedó fascinado, al punto de que las escenas en las cuales aparece el actor estadounidense fumando, son un clásico iconográfico de la historia del cine. En italiano, la película se llamó ‘Il buono, il brutto, il cattivo’ y en español la conocemos el bueno, el malo y el feo, una joya cinematográfica que muchos consideran película de culto, siendo abultada la cantidad de cinéfilos que la catalogan como el mejor filme de todos los tiempos.

Dirigida por el legendario Sergio Leone, contó con la actuación de los no menos magníficos Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach, participando en el guion el propio Leone. La espectacular fotografía es de Tonino Delli Colli y cualquier mortal reconocerá sin titubeos la música impecable de Ennio Morricone. 

El triple duelo en triángulo, en el círculo empedrado del cementerio, en el cual a punta de pistola ajustan cuentas el bueno, el malo y el feo es una de las secuencias mejor logradas del género y la popularidad y trascendencia del filme indujeron a Clint Eastwood a tratar de superarse a sí mismo casi hasta la obsesión en otras películas de este modelo.

Cuando escucho la argumentación tipo “guapo de barrio”, en la cual algunos personeros hacen alardes de intentar luchar contra el actual sistema de gobierno, no puedo dejar de pensar en lo irresponsable de las actitudes que se asumen y la falta de claridad de propósitos planteados. Una de vaqueros es la que se argumenta cuando se plantea una intervención militar foránea sin decir de dónde ni quién es ese ejército de salvadores. Como si el contexto en el cual nos movemos no estuviese signado por la geopolítica y los intereses comerciales de las naciones.

En una especie de frenético paroxismo histérico que raras veces se ve en la historia, con el mayor desparpajo y con una solemnidad que raya en lo más elemental de la dimensión paralela de lo ridículo, hay quienes han hecho de la causa guerrerista una obsesión que ha logrado dos cosas contundentes: 1. Sembrar la idea de que se debe evitar la participación electoral. 2. Hacer creer a la gente que esa opción guerrerista-militarista foránea es viable.

En vez de consolidarse en torno a un frente único que establezca una hoja de ruta a efectos de que el país se encamine por la vía electoral alrededor de un candidato con liderazgo inquebrantable que nos permita mostrar al mundo lo indómito que somos los venezolanos, se intenta pedir el socorro de un ente que nadie conoce, cuando en cualquier lugar y cualquier tiempo son los dolientes quienes resuelven sus asuntos. En un acto insólito de capitulación de voluntades, se solicita la asistencia de otras naciones para que nos vengan a resolver lo que nosotros no podemos. En triste Estado fallido estamos arribando y en creadores de fantasías emotivas para asomar el sendero de la brega. Es lo que el mundo percibe.

La única opción que le queda a Venezuela para salir de su horror y no hay otra vía, es la de apegarse al más radical orden y la más contundente disciplina de apostar por el camino electoral y hacer presión para que el árbitro dé unas garantías mínimas de transparencia. Cualquier otro planteamiento pertenece a las telarañas mentales de quienes no han comprendido el tamaño que tiene asumir el reto de hacer política en nuestro país.

En coro, los más importantes líderes del mundo han rechazado la opción de una salida guerrerista para Venezuela. “No es no”, ha dicho El Papa, la totalidad de los presidentes latinoamericanos y hasta los Estados Unidos, que ya había enviado a su emisario de gira a hablar con los distintos gobiernos para sondear la opinión de la región. Incluso, el canciller de un país cercano fue contundente con su diagnóstico psiquiátrico de manual cuando señaló que una intervención militar foránea era “un delirio”.

Políticos que no hacen la tarea, liderazgos que no convencen, conductores que no interpretan, guías que no saben leer el proceso social de los más necesitados y testarudos fanatizados que invocan el abstencionismo inerte como si fuese un instrumento de lucha, son la maldición para quienes no merecemos lo que está ocurriendo en nuestro país, quienes, salvo contados casos, somos la gran mayoría.

La verdad suele desanimar a muchos, pero es liberadora. Lo concreto es que se trace el arduo camino de seleccionar a un candidato al cual se le acompañe en un proceso de lucha de carácter electoral y de gran participación ciudadana con un árbitro mínimamente confiable. El grito espasmódico de la demagogia debe ser empequeñecido.

La idea de unos desenvueltos pistoleros buenos que se enfrentan a la fealdad y a la maldad ya fue inmortalizada en el cine. Pero, es el cine, tanto así que la mejor película vaquera ni siquiera fue filmada en los territorios desérticos de los Estados Unidos sino en Madrid, Burgos, Almería y Roma y al género se le conoce como Spaghetti Western. 



Twitter: @perezlopresti

Ilustración: @odumontdibujos 

Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 16 de enero de 2018

Enlace:  http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/una-vaqueros_684294