martes, 11 de agosto de 2015

Ser mejor persona


Cuando Albert Einstein se enteró del atentado que dio fin a la vida de Gandhi, dijo: “Gandhi ha demostrado que se puede reunir un poderoso séquito humano no sólo mediante el juego astuto de las habituales maniobras y trampas políticas sino también mediante el ejemplo convincente de una vida moralmente superior”.

Una figura legendaria como la de Mohandas Karamchand Gandhi es fascinante no sólo por lo que ha llegado a simbolizar para la cultura, sino porque es un ejemplo tangible de cómo un ser humano va mejorando en el curso de su vida al punto de convertirse en un referente universal.

Para entender aspectos de la vida de Gandhi y su vinculación con hechos históricos, vale la pena leer su texto autobiográfico Mis experiencias con la verdad, en donde el Mahatma cuenta cómo fue modificando su percepción de la existencia a través del cambio de su manera de pensar y actuar. La primera edición de su autobiografía fue publicada en dos volúmenes, el primero de ellos en 1927 y el segundo en 1929.

Gandhi pertenecía a la casta de los Bania y las tres generaciones de familiares que le precedieron eran hombres que pudiésemos considerar “pudientes”, vinculados estrechamente con la política. Es pertinente recordar su frase: “Aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión”.

Son notables dos elementos en Gandhi. El primero es su “temprana” escolarización, que derivó en estudios formales de leyes en Inglaterra que lo condujeron a obtener el título de abogado. Es con esta profesión que Gandhi se vincula inicialmente con ciertas luchas y de ahí nace su tesis en relación con la necesidad de transgredir la norma como forma de conducirse. Inicialmente era un fiel exaltador de los británicos y sus leyes, llegando a considerar a los mismos como un bien necesario para sus connacionales.

La experiencia de haber trabajado en Suráfrica lo sensibilizó en relación a las injusticias que se cometían contra los débiles. El anarquismo concebido por Gandhi lo lleva a la desobediencia de leyes que consideraba injustas por atentar contra la moral de su pueblo, en un ejercicio de reflexión ética que deriva en la revelación frente a los británicos y su posterior independencia.

El otro aspecto es el que se ciñe estrictamente a su vida personal, incluso íntima, a la cual Gandhi da gran importancia en su autobiografía. El hecho de haberse casado a temprana edad, en un matrimonio tradicionalmente arreglado, propio de su cultura, lo lleva a vivir la experiencia de los matrimonios infantiles y desarrollo de una actitud “celopática” hacia la esposa, que se traduce en violencia contra ella en el contexto de lo que él va a llamar un “amor lujurioso”.

Se consideraba cobarde y lleno de múltiples obsesiones entre las que se encuentra el temor a los fantasmas, los ladrones, las serpientes, pero particularmente sentía terror por la oscuridad. Es de antología la recreación de los ataques de pánico de los cuales era víctima, al punto de llegar a salir corriendo del tribunal en pleno juicio mientras hacía su trabajo de abogado. Fue fumador y llegó a hurtar. Su rechazo a comer carne lo llevó a obsesionarse por formular lo que él denominaba la alimentación “ideal”, y de experimento en experimento, desarrolló un estreñimiento tan brutal, que con dificultad, tardaba hasta semanas para poder evacuar. Hábitos que iba desarrollando a la par de su insólita obra, que se vuelve centro de interés de múltiples disciplinas, conforme va pasando el tiempo.

Estos aspectos colindantes con lo humanamente rupestre son las bases sobre las cuales va a desarrollar un pensamiento de carácter espiritual, vinculado con el cristianismo y acciones políticas concretas. Es grande la transformación que va ocurriendo progresivamente en él, al punto de que al final de su vida, enfermo por las consecuencias de las huelgas de hambre y su estilo de alimentación, se desprende literalmente de las ataduras materiales propias de la vida cotidiana.

Encarna la capacidad humana de trascender a las cosas banales y propias de los lazos, para convertirse en una personalidad de rasgos marcados, con una actitud perseverante que lo llevaron a cambiar parte de la historia. Pudo nutrirse de variadas influencias intelectuales, entre las que destaca Así habló Zarathustra, de Nietzsche, convirtiéndose en una persona de sólida y sabia formación, donde el estudio de religiones comparadas fue de gran peso.

De todos estos elementos de su personalidad, es relevante apreciar cómo una ser lleno de defectos y de excepcionales virtudes que se encontraban inicialmente latentes, cambia progresivamente para hacer de sí un ente canalizador de un descontento y una situación que hizo que sus connacionales se sintieran unidos y fascinados en torno a lo que él era y representaba. Logra trascender a través de otros, alcanzando una manera de autorrealización que contadas veces vemos en lo que va de civilización.


  


Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 27 de julio de 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario