Han sido enormes los
esfuerzos por tratar de entender el desarrollo de la mente, en particular,
aspectos como la inteligencia y sus características. En lugar de tratar de
explicar las diferencias individuales, Jean Piaget estaba interesado en la
manera en que la inteligencia misma cambia a medida que los niños crecen. Llamó
a esto epistemología genética. Representa un excepcional intento de entender
un fenómeno de manera universal, que hasta el presente sigue siendo objeto de
estudio y debate.
Según Piaget, el desarrollo
cognitivo ocurre por medio de la interacción de las capacidades innatas con los
sucesos ambientales y progresa a través de una serie de etapas jerárquicas,
cualitativamente diferentes. Todos los niños atraviesan por las etapas en la
misma secuencia sin saltarse ninguna o, excepto en el caso de daño cerebral,
regresando a etapas anteriores (son invariables). Las etapas también son las
mismas para todos, sin tomar en cuenta la cultura (son universales). Subyacentes
a los cambios, existen ciertas invariantes funcionales, aspectos fundamentales
del desarrollo que siguen siendo los mismos y funcionan de la misma manera a
través de las diversas etapas. Los más importantes son asimilación, acomodación
y “equilibración”. La principal estructura cognitiva que cambia es el esquema.
Un esquema es el
elemento o unidad básica de la conducta inteligente. Piaget consideraba a los esquemas
como estructuras mentales que organizan las experiencias pasadas y proporcionan
una manera de comprender las experiencias futuras. Para Bee (2000) no
constituyen tanto categorías como la acción de categorizar de alguna manera
particular. La vida comienza con esquemas simples, que confinan en gran medida
a los reflejos innatos (como el de succión y de asimiento). Estos operan de
manera independiente de otros reflejos y se activan sólo cuando están presentes
ciertos objetos. A medida que se crece, también los esquemas se van haciendo
más complejos.
La asimilación es el
proceso a través del cual se incorpora información nueva dentro de los esquemas
existentes. Por ejemplo, los bebés succionarán de manera refleja un chupón u
otros objetos, como un dedo; para aprender a succionar de una botella o beber
de una taza, el reflejo inicial de succión debe modificarse a través de la acomodación.
Cuando un niño puede
tratar con la mayor parte, sino todas, las experiencias nuevas a través de
asimilarlas, alcanza un estado de equilibrio. Esto se obtiene con la “equilibración”,
el proceso de buscar “nivelación mental”. Pero si los esquemas existentes son
inadecuados para afrontar las situaciones nuevas, ocurre un desequilibrio
cognitivo. Para restaurar el equilibrio, los esquemas existentes deben
“ampliarse” para incluir (o “acomodar”) la información nueva. Los procesos
necesarios y complementarios de asimilación y acomodación son el proceso
fundamental de la adaptación.
Cada una de las cuatro
etapas de Piaget representa una etapa en el desarrollo de la inteligencia (de
aquí que se hable de inteligencia sensoriomotora, inteligencia preoperacional y
demás) y es una manera de resumir los diversos esquemas que tiene un niño en un
periodo en particular. Las edades que se muestran en el cuadro anterior son
aproximadas, porque los niños avanzan por dichas etapas a tasas distintas
debido a las diferencias tanto en el ambiente como en su propia maduración
biológica. Los niños también atraviesan períodos de transición, en los que su
pensamiento es una mezcla de dos etapas.
Publicado en varios
medios de comunicación incluyendo el diario El Universal, de Venezuela, el 15
de noviembre de 2022.
El Texto original
aparece en el libro de mi autoría Los cambios psicológicos, Consejo de
Publicaciones de la Universidad de Los Andes. 2013.
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