domingo, 11 de septiembre de 2022

El optimismo como norte

 


Es todo un arte cocinar pato. Sobre todo, cuando se hace a la francesa. Mi esposa lo buscó por Santiago y con un Syrah, pasamos una tarde de fin de semana comiendo y bebiendo, escuchando buena música en medio de una grata conversa y nuestra mutua compañía. Antes de la medianoche nos venció el sueño y en mis ensoñaciones, una y otra vez, me adentraba en el Caribe, donde siempre vuelvo de manera recurrente a la delicia de sus aguas cristalinas.

El sobrio Santiago

Santiago es una ciudad con personalidad muy definida. Al contrario de otras capitales latinoamericanas, destaca por la sobriedad de sus calles y edificaciones. Es una urbe adusta y ordenada, son una vialidad que no existe en ningún rincón de la región. El orden la caracteriza y su aquiescencia, sin dudas fue removida por las dinámicas sociales de los últimos años, la migración y la pandemia. Como toda removida, tenderá a conseguir nuevamente el rumbo que la caracteriza y el orden debería poder primar nuevamente. Son asuntos de los que se encarga el tiempo. Mientras tanto, nuestro rol contemplativo y analítico seguirá su camino.

Asuntos de interés

¿De qué se interesa un filósofo de la contemporaneidad? De absolutamente cualquier cosa que pueda llamar su atención.  A mi juicio, precisamente la labor del filósofo es no dejarse contaminar mentalmente por las modas e ideas que puedan imperar en su tiempo. Contrario a la muchedumbre, la posición filosófica es seguir pensando de manera independiente y personal, sin que los vientos ni enredos de las multitudes desvíen la orientación de la brújula. Por más que se intente imponer una visión o punto de vista colectivo, la brújula seguirá marcando dónde queda el norte. Lo demás es fútil y espasmódico. El sentido de la realidad gusta salirse con las suyas.

Descubriendo obviedades

A veces, bien vale la pena volver a lo que nos ha funcionado anteriormente. Como entrar a una librería como si fuese un supermercado y comprarme un libro que no haya leído. En tiempos de hiperinformación y redes antisociales, aparecen tantos falsos sabios y destornillados maestros que ya es una competencia entre ellos por triunfar en relación con la banalidad. Cuando descubrir lo obvio se apodera de la mayor parte de los espacios puede que estén pasando dos cosas: O que se impone el sentido común o la ignorancia es tan apabullante que se va posicionando fácilmente de los espacios. En mi propensión al optimismo, creo que hay un equilibrio que tiende a dominar los asuntos de este mundo y de cualquier posibilidad de trascendencia.

Primavera en tiempos de esperanza

Con el fin de la trágica pandemia, la actual primavera es momento para celebrar la vida. Las fondas comienzan a abrirse en Chile y la celebración de las Fechas Patrias ya es un hecho. Los atardeceres son desmedidamente deslumbrantes y cada mañana es una invitación a vivir a plenitud. Mientras a muchos se les va la vida saltando de entuerto en entuerto, tal vez la sensación de que la vida es como un único cartucho es también una invitación a no desperdiciarlo. Aprender a vivir la vida a plenitud es también entender que la plenitud de la existencia es ajena y lejana a lo autodestructivo. La búsqueda de la felicidad o el descubrimiento de esta son asuntos de cada quién, solo predico la idea de que tal vez esta vida sea la única oportunidad de conocerla. 


Publicado en el diario El Universal de Venezuela (y otros medios de comunicación) el 13 de septiembre de 2022.

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