Compramos las cervezas ayer sábado porque
hoy domingo las ventas de alcohol están prohibidas. El día primaveral, asomando
el fin del invierno es una invitación a caminar, lo que voy a hacer al terminar
este texto. De regreso voy a preparar un lomo liso argentino, prietas chilenas
y cervezas mexicanas. Será de lo más internacional este domingo. En medio de
mis pensamientos y exploraciones gastronómicas trato de darle orden a las ideas.
El mundo se antoja particularmente antojadizo, entre guerras por un lado y
agitaciones por causas extrañas, como el hecho de que alguien programó mal la
hora y en realidad los relojes están marcando sesenta minutos más de lo que
deberían. Ojalá todos los problemas fueran así de graves, como el de la hora.
Puertos inciertos
A la par de tratar de informarme de lo que
ocurre en mi entorno, lo vivencial sigue teniendo prioridad. Miramos el mundo a
través del ojo personalísimo de cada uno. La realidad es tan caprichosa que se
hace imposible tratar de hacer que otros vean lo que percibimos y sobre aquello
que tenemos por cierto. Infinidad de amigos me dicen que ya llegaron a Estados
Unidos y están trabajando, en un gran esfuerzo por escapar de una realidad
social que mientras van pasando los días se hace más difícil de modificar. El
tiempo lleva al acostumbramiento y el ser humano es capaz de adaptarse a
cualquier cosa. El lugar donde una vez fui feliz ya es como lo conceptúo en mis
recuerdos. Una de las cosas interesantes de la pandemia fue que nos cohesionó como
la gran raza humana que somos. Ese estado de perturbación global de más de dos
años, con todos los elementos trágicos que conllevó, también fue una especie de
raro sosiego civilizatorio. Ya eso se acabó y lo humano con sus aciertos y
desventuras reaparece en su máximo esplendor.
Consecuencias insólitas
Parece irreal sopesar la realidad
cuando la vemos en retrospectiva. Lo que grandes masas de personas deciden un
día en las urnas electorales puede terminar siendo una catástrofe algunas
décadas después. En su momento no somos capaces de darnos cuenta de lo que
hacemos porque el ser humano no tiene capacidad de entender la circunstancia en
la cual se encuentra inmerso. De las
consecuencias que se derivan de la responsabilidad personalísima de elegir no
nos podemos salvar, y lo político con sus múltiples representaciones nos va a perseguir
hasta el último día de nuestras vidas. El ejercicio de imaginar otros
escenarios siempre es contra fáctico. No se puede especular en relación con lo
que no fue, cuando lo especulativo es el marco de referencia de lo que es. Especulamos
cada vez que pensamos y mucho más cuando expresamos nuestra opinión. Cuando tengo
que explicar lo que somos, considero que estamos lejos de lo racional, afines a
la repetición sin fundamento, opinadores sin base y argumentativos en el mejor
de los términos.
Educación gratuita y obligatoria
Vengo de una sociedad en donde no solo se garantizó la gratuidad de la educación, sino que incluso se preconizó su obligatoriedad. Eso, planteado en tales términos es supremamente avanzado. Gracias a la extraordinaria renta petrolera, se pudo apostar por una educación gratuita de muy elevada calidad. Ese escenario es difícil que se repita, por lo que soy una consecuencia afortunada de las cosas muy positivas de la venezolanidad. La apuesta educativa, viéndolo en perspectiva, no solo fue la mejor de todas las inversiones del país de donde vengo, sino que esa inversión la aprovechan muchos de los países a donde llegamos. La exponencial migración de venezolanos a todos los confines del mundo no sólo hizo que exportáramos la cultura, sino como cualquier proceso migratorio, las personas de los lugares en donde aterricemos adquirirán maneras y elementos vinculatorios propios de la venezolanidad. La gran capacidad que tuvieron egregios compatriotas de mirar a lo lejos y apostar por el sistema educativo como herramienta de ascenso social, logró sus frutos en su momento, pero de manera activa y con gran esfuerzo se desestructuró hasta en sus cimientos. La gran proeza humana no es conquistar espacios civilizatorios. La gran proeza humana es mantenerlos.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela (06-09-2022) y otros medio de comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario