miércoles, 25 de octubre de 2017

La ¿implosión? de la “unidad”



Dedicado al Profesor Fernando Mires


Ha sido tenaz el intento de crear una sistematización discursiva en las llamadas ciencias sociales. Herederos del más depurado naturalismo del siglo XIX, emerge la sociología tratando de darle un carácter numerológico y metodológicamente cartesiano a los fenómenos que ocurren en los pueblos.

En esa línea, se tiende con frecuencia a asumir posturas de carácter dicotómico y maniqueo que son susceptibles de ser contra argumentadas. Si apostamos a la idea de que la sociedad posee un funcionamiento con bases políticas que le dan cierto grado de predictibilidad, en esa misma dirección se debería ser más flexible con respecto a los intentos clasificatorios que se hacen. El caso venezolano no puede ser más interesante, porque esa predictibilidad era hasta cierto punto obvia al estudiar la situación venezolana actual.

La agrupación de partidos que llamamos MUD tiene sentido si el fin que pretende conseguir es el mismo entre los distintos partidos que la conforman. En el caso venezolano, la MUD siempre ha estado atomizada en cuanto a propósitos. Ha sido tan incongruente esta coalición que en el seno de la misma se ha apostado por el llamado abstencionista como método de lucha, lo cual para un civil es difícil de entender.

Con el estrambótico sustrato deleznable que representa la Constitución de 1999, la cual de origen fue rechazada por factores pertenecientes a las fuerzas actuales de la MUD, es difícil establecer un ancla de lucha que le dé empoderamiento de propósito al ciudadano. La constitución populista y de Chávez” de 1999 sencillamente no se cumple porque no es más que un instrumento nominal con el cual es muy difícil establecer un apego de carácter coherente. Ese texto no rige los límites normativos de la República, sino que por el contrario, ha sido asumido por el hombre común como un librito curioso, que Chávez no pudo reformar y cuyas propuestas no son apoyadas ni por quien la creó. De hecho, la inicialmente constitución de Chávez” adquirió un carácter casi surrealista cuando por voto popular y bajo la solicitud del propio Chávez, los venezolanos apoyaron mayoritariamente que no querían que la modificaran.

De manera progresiva, todo el aparato legal venezolano se fue amoldando a lo que se le ha dado el nombre de Plan de la Patria, aparato de normas dispersas que son las bases jurídicas por las cuales se ha venido marcando lo normativo en nuestra nación.

Esto obliga a que sin una base que sirva de bandera de lucha sólida asumida por los miembros de la MUD, de manera inevitable se tienda a la improvisación política como método de lucha, lo cual lleva a la pregunta: ¿Es la improvisación un método de lucha? -Si lo es en cuanto existen fallas de origen en relación al marco normativo que rige a la sociedad venezolana. Una estructura de reglas que obedece inicialmente a los caprichos de un momento coyuntural en el cual se apostó al hombre fuerte como salvador de la patria. La Constitución de 1999 es difícil de arropar como causa porque asumir que se lucha para defenderla no es más que una frase retórica. Una Constitución que no la quería la oposición, no la quiso Chávez pero insólitamente el pueblo se negó a eliminar a través de elecciones. Chávez la sometió con un leguleyo sistema que la neutraliza y la hace inútil desde hace más una década.  

Sobre la falacia normativa que conforma la constitución de 1999, la cual solo ha sido aplicada cuando le conviene al gobierno y cuyo gran logro democrático por parte de la oposición venezolana es la conquista de la Asamblea Nacional, nos intervinculamos entre connacionales, mas no hemos podido convivir de manera medianamente tranquila.  

Pienso que una falaz raíz de propósitos de origen obliga a la improvisación recurrente, que obedece a la necesidad de apelar a un elemento normativo que escasamente ha sido cumplido. El texto constitucional  fue relativizado por todos los actores políticos y la misma MUD que apela al artículo 350 (que es absolutamente disparatado), a la vez llama a votar de manera masiva. El texto errático que se pretende defender, por una parte promueve el orden y por otra el caos. Flaco favor hace al intelecto apegarse a una constitución plagada de contradicciones si se quiere ser coherente con un proyecto político.

El Profesor Mires, como ya lo he escrito en otro texto, representa un referente intelectual en estos tiempos para Venezuela. Estudio y valoro su obra y conozco la fe que tiene en Henrique Capriles Radonski. Entiendo que lo vea como el principal artífice de un potencial cambio en nuestro país. Lamentablemente para Capriles, y tal vez para Venezuela, veo difícil la posibilidad de concretar logros políticos por su parte en la actualidad. Mires es un hombre que dedica tiempo al estudio del psicoanálisis y sabe bien el poder de lo emocional en las causas sociales. Como venezolanos somos particularmente expresivos y la conexión emocional con el líder está enclavada en nuestro mundo interior. Capriles ha conectado con sectores de la clase media venezolana, pero no con las grandes mayorías de personas pobres que son el grueso de nuestra población.

Esa suerte de hombre con chispa, capaz de conectar emocionalmente con los votantes y que nos recuerda lo más sombrío del populismo negativo no existe en la Venezuela actual. La cruda realidad es que en muchas ocasiones, esta suerte de saltimbanqui catalizador de los grandes cambios de la civilización hace su aparición en el momento más inesperado. Mientras tanto, el escepticismo gana terreno.

Técnicamente vivimos una suerte de esquizofrenia política en donde cada uno de los actores que se opone al gobierno alega tener la razón. Era más que obvio que el chavismo iba a conminar a los gobernadores electos a presentarse y juramentarse ante la ANC. Ante los rasgos de carácter totalitario del actual gobierno, para algunos miembros de la MUD era imprescindible ganar las gobernaciones de algunos estados y conquistar terreno político sondeando una cohabitación con el chavismo.

A mi parecer, no había mucho qué escoger. Opción A: Ganar varias gobernaciones y juramentarse ante la ANC para ocupar espacios políticos. Opción B: Valorar cuántos de los candidatos de “mi grupo” político ganaron y en base a eso presentarse ante las instancias legales de rigor para ser inhabilitado por la ANC y ganar fuero internacional siendo víctima del sistema.


Acción Democrática cumplió con la opción A.


Primero Justicia cumplió con la opción B.


El resto de los partidos de la alianza MUD entiende que no tiene resonancia actualmente en los votantes.



Ante tan angustioso escenario en el cual la velocidad con la cual se tienen que tomar decisiones políticas sobrepasa la capacidad de adaptación del ciudadano, en donde no ha terminado de asimilar una información cuando ya el escenario es otro, la improvisación y la capacidad de decidir acertadamente se convierte en la brújula alocada de los políticos. A fin de cuentas, en términos generales, solo sabemos si hemos realizado la elección adecuada al comenzar a ver los resultados.

El vacío social no existe. En la “teletragedia” venezolana el piloto automático del chavismo  sigue funcionando a la perfección. Esto seguirá ocurriendo hasta que el liderazgo político pise tierra. Creo que al contrario de las culebras, la venezolana no se mata por la cabeza. A menos que terminemos con una salida de fuerza, cada espacio desocupado por un demócrata será ocupado por un chavista.

No se resiste abandonando el juego. ¿Qué hubiese pasado, por ejemplo, si en una suerte de baile psicótico se jugase como juegan los chavistas y luego de juramentarse ante la ANC, los gobernadores también hubiesen sido juramentados por la AN? ¿Acaso no es esa la fórmula mágica que aplican los chavistas para mantener el poder? ¿Recuerdan que Chávez hablaba de Mao y de Nietzsche a la vez y hacía que las masas le aplaudieran a rabiar? ¿No es el caso venezolano absolutamente inédito que requiere de formas de lucha absolutamente inéditas?

Acompañado de una serena y aplomada explicación, la gente tendría una visión más clara de lo que hacen los políticos de la MUD, que la mayor parte del tiempo es percibida desde fuera como contrahecha y desordenada. El balance hasta ahora es un aumento del poder del chavismo como fuerza política y una oposición absolutamente atomizada y acéfala.

El chavismo apuesta a las más grotescas prácticas ventajistas que inducen a que las masas entren en desesperanza de manera estrictamente planificada. Aunado a esto, por la repetición de fracasos progresivos por parte de la MUD, cada hora en Venezuela avanza la antipolítica, cunde el desánimo y aumenta el espíritu abstencionista, lo cual hace fácil predecir que perderemos las elecciones de alcaldes sin necesidad de que el chavismo haga trampa y Maduro se perfila sin contrincante a triunfar en las elecciones presidenciales del próximo año.

El elemento pedagógico fundamental de los partidos políticos, en el cual los mismos le explican a las personas las razones de por qué hacen lo que hacen no está funcionando. El chavismo, por el contrario, no abriga contradicciones.

Como lo estudio, admiro y respeto, considero necesario dedicarle estas líneas al Profesor Fernando Mires porque francamente, el neotelegrama “posmoderno”, que llaman twitter, me parece poco adecuado para cualquier intento de debatir. Umberto Eco fue claro al respecto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario