Muchos hombres de pensamiento han señalado que si en una especie de
necesidad imperiosa de salvar sólo cien libros en caso de que así fuese
requerido, de todos los textos que se han escrito desde el curso de la
civilización, una de esas obras sería “La
interpretación de los sueños” de Sigmund Freud. Este icónico libro
(generalmente editado en tres o cuatro volúmenes), comienza con una aseveración
que se halla presente en todo el pensamiento psicoanalítico, pero que
enfáticamente Freud resalta en este texto, cuando señala que gran parte del
contenido de los sueños, que es una de las maneras de penetrar el inconsciente
humano, se encuentra imbricado con tradiciones culturales que van desde lo
mitológico hasta lo popular.
Como andino venezolano, el catolicismo no sólo forma parte de mi formación cultural, sino que hay una ética cristiana con la cual he tratado de ser consecuente. El visitar los múltiples templos religiosos de mi ciudad natal y acudir a misa todos los domingos sin excepción en compañía de mis padres, sin duda forman parte de lo que soy. Pertenezco a una familia en donde se cultiva un respeto por la opinión ajena e incluso se incentiva la crítica severa. Lo han inducido siempre mis padres, quienes en menos de un mes cumplen cincuenta años de matrimonio eclesiástico.
En esas visitas regulares a la iglesia desde que era un infante, existía en particular una imagen que me impresionaba por la intensidad de los simbolismos transmitidos. Es la clásica estampa de San Miguel Arcángel, la cual se representa artísticamente en las distintas obras como un ser con alas, cubierto con una armadura de general romano, amenazando en forma triunfante y aplastante con una espada o una lanza a un dragón o al demonio. Se le considera el jefe de los ejércitos de Dios tanto en el judaísmo, el islamismo y por supuesto el cristianismo.
Esa imagen no sólo creó una gran curiosidad en mí desde que era un niño, sino que cuando le pedí explicaciones a mi padre de quién era ese ser que era capaz de someter y ponerle el pie aplastante en la cabeza del demonio, mi papá me respondía con su habitual serenidad: - “Él es el guardián de nuestras esperanzas, el abogado del pueblo. Es el patrono y protector de la Iglesia. El encargado de que no se destruyan las instituciones.”
Desde ese día cada vez que visito un templo repito la coletilla de lo aprendido y así se lo hago saber a quienes me preguntan. -“Ese ángel representa la necesidad de defender de manera implacable a las instituciones”.
En realidad San Miguel Arcángel tiene predecesores que van desde cultos espirituales antiguos hasta el mundo helenístico. Todos encarnando la necesidad de defender de manera seria, adusta, pero particularmente a través de lo beligerante a las más disímiles instituciones humanas. También han existido grandes movimientos que han tratado de socavar lo institucional, pero han fracasado en el intento. Desde el movimiento hippie, los koljoz soviéticos, los kibutz israelíes hasta los creadores de películas como “El último tango en París” de Bernardo Bertolucci, protagonizada por Marlon Brando, el ataque a lo institucional ha estado siempre presente. Sea de manera descarnada o solapada.
Las instituciones son creaciones de los hombres que tienen por fin último el impedir que unas personas cometan abusos e injusticias contra otras. Si no existiesen las instituciones, no existiría la vida en sociedad. Como todo producto humano, suelen ser imperfectas y pierden el norte, haciendo lo contrario a su razón de ser originaria. Por eso el personaje o la figura del ángel poniendo orden en las instituciones suele ser tan dura y dramática como vigente. El sacerdote que traicione a la iglesia con sus abusos debe ser castigado porque pone el peligro el norte de lo institucional. Igual el político en quien depositamos la confianza y transgrede lo normativo.
He celebrado con mucha alegría los cambios políticos recientes que se están produciendo en nuestra nación. Hice una cola de cinco horas el día de las elecciones apostando porque una institución tan importante como la Asamblea Nacional venezolana cultive el sendero del bien. La defensa institucional es la tabla de salvación del individuo ante su carácter vulnerable frente a ciertas formas díscolas de ejercer el poder. El necesario mito ancestral de defender y rescatar a las instituciones del mismísimo demonio sigue siendo parte de ese inconsciente que de manera inmaculada señaló Sigmund Freud.
San Miguel Arcángel (o Arcángel San Miguel) suele ser representado también pesando las almas en la balanza, pues según la tradición, tomará parte en el Juicio Final, que a mi parecer, es la representación simbólica de cómo será inexorablemente castigado quien obre contra el bienestar de los demás hombres, ya sea en la aridez de esta tierra o como reza el pensamiento cristiano, en los confines de esa dimensión que muchos creen que existe después de nuestra desaparición.
Ilustración: @odumontdibujos
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 14 de diciembre de 2015
Cabe destacar la importancia y la trayectoria que ha tenido las investigaciones de Freud por su teoría de "La interpretación de los sueños" en la corriente del psicoanálisis tomando como contexto la cultura popular; es inevitable hablar de cultura, sin hablar de las distintas religiones y muchas de sus imágenes en los muchos templos religioso, como en el caso de la imagen de San Miguel Arcangel, representado siempre como quién comando el gran ejercito de Dios, luchando de la mejor manera para hacer justicia contra el mal. Aunque a veces hay personas que pensarían que la imagen es un poco extravagante o exagerado, no lo es. Debe ser así, como la justa verdad, como la justicia que se debe hacer independientemente si nos beneficie o no, en pocas palabras es una clara imagen de justicia divina, la cual para todo, se nos enseña que debe ser respetada, para cualquier propósito sin excepción alguna, tanto en lo político, como lo institucional, como todo en general.
ResponderEliminarRecientemente para nadie es un secreto que podemos decir que dicha justicia divina se ha hecho en nuestro país, relacionado con las instituciones tan importantes como en el caso de la Asamblea Nacional (AN). Dicha justicia siempre será reivindicada en cada época, es por ello que hace alusión a siempre defender y rescatar todo tipo de instituciones del mismísimo demonio como así lo señana Sigmund Freud. Debemos hacer como el propio dicho "haz el bien, sin mirar a quién" puesto, que este dicho es bastante conocido y relacionado con San Miguel Arcangel, dado que es él quién estará frente a nosotros en el juicio final, dónde serán mostradas todas las fechorías y maldades de cada quién que haya atentando contra otro ser y por consecuente castigado. Recuerdalo: "Haz el bien, sin mirar a quién".
Hoy en día según mi percepción una gran cantidad de las entidades que resguardan a las instituciones han sido recalibradas o más bien redefinidas con una identidad humana de carne y hueso, solo aquellas instituciones con afinidades religiosas, fantásticas, fuera de esta dimensión o realidad son las que prosiguen con guardianes intangibles y de gran poder. Apolo, Ra, Atenea, Loki y demás entidades de gran parte del mundo son ahora figuras para el entretenimiento imaginativo de las personas.
ResponderEliminarLos países del occidente (dejando de lado a las organizaciones religiosas) son más apegados a la carga de responsabilidades a entidades que pueden ser juzgadas por sus actos. Sin embargo, regiones como en el Medio Oriente y países orientales conservan mucho mejor la devoción y dependencia hacia estas figuras. Nunca perderán el encanto que poseen al ser seres misteriosos y omnipotentes. Más aun, siempre se dan a conocer grupos y que desean elevar a humanos que anteriormente eran de carne y hueso a intocables posiciones con una gran influencia en determinados grupos sociales.
No soy quién para juzgar si los países Orientales y del Medio Oriente están equivocados, pero por ejemplo, en América Latina las figuras de personas fallecidas de cierto prestigio son las más adaptables para obtener ciertos beneficios a determinado grupo.
Personalmente considero conveniente que las figuras de las instituciones sean seres tangibles y por ende también responsables de sus acciones.
Después de leer el artículo me pregunté si será necesario que exista la imagen del Arcángel San Miguel en cada hogar de la nación, ya sea pintado en una pared de la sala o colgado en un afiche detrás de la puerta principal, para así recordarnos que la estructura social en la que vivimos se sostiene en las instituciones, instituciones que están fundadas en principios y valores que se supone nos son transmitidos en la casa. Menciono esto puesto que vivo una época en la cual el cumplimiento de las leyes y la confianza en las instituciones, se ve con suma extrañeza.
ResponderEliminarA diferencia del profesor, el símbolo que causó más impacto durante mi niñez al ir al templo, era el cristo crucificado, inmenso, tallado en madera y pintado con detalles realistas de sufrimiento y maltrato, personaje que en la narración bíblica nos invita a amar al prójimo y perdonar las ofensas. A pesar de encontrarme alejado casi totalmente de la religión en tiempos presentes, conservo parte de esas enseñanzas en la memoria.
Entonces, el justiciero no es nato, en cambio, se funda en los individuos a través de la educación y la cultura; cuando se abre una brecha en estos dos elementos mencionados, el concepto de justicia se tergiversa o empieza a desintegrarse. Dejamos de ser justicieros que defienden las instituciones y así, nos convertimos en oportunistas que compiten en una especie de “supervivencia del más vivo”. Nuestro deber entonces es ser el arcángel, reconocer la responsabilidad que constituye pertenecer a una sociedad cimentada en las instituciones, las cuales deben prevalecer para conservar nuestro propio bienestar y así, el de nuestra descendencia.