En
su obra La sociedad abierta y sus
enemigos, Karl Popper, uno de los más importantes epistemólogos que ha
existido, plantea la idea de que Platón (427-347 a.C.) fue el precursor de los
totalitarismos del siglo XX. En lo particular tengo afinidad por esta premisa.
En
la antigua Grecia va a aparecer un hombre, el cual conocemos como Sócrates, que
se presentaba como una persona extraña y humorística, carente de estudios, a
quienes algunos lo tenían por bufón, otros por subversivo y deambulaba por
Atenas, sin mostrarse como alguien importante. Se dedicaba a hacer preguntas a
los ciudadanos de la polis acerca de temas como la verdad, la belleza o la
justicia. Cuando las personas le daban una respuesta, Sócrates seguía
preguntando, hasta dejar claro que la gente no sabía la verdadera contestación
de las preguntas que les formulaba.
Todo
esto lleva a un proceso desencadenado por razones políticas, siendo finalmente
Sócrates condenado a suicidarse mediante envenenamiento en el año 399 antes de
Cristo. Platón (el de anchos hombros) es el pseudónimo con el cual se conoce a
Aristocles, quien siendo discípulo de Sócrates se afectó profundamente por el
proceso contra su maestro y puso todo su empeño en tratar de establecer un
ideal de justicia y respeto por la verdad, fundando su célebre Academia en el
año 388 antes de Cristo, la cual se puede considerar la primera universidad de
Europa. Un proyecto que les permitió a los hombres de ideas no ser perseguidos
ni condenados por su manera de pensar.
Platón
nació en el seno de una familia aristocrática y llegó a combatir como soldado
en la Guerra del Peloponeso entre Atenas
y Esparta, haciendo vida social e interesándose en los asuntos de la
convivencia humana. Todo esto no solo marca la filosofía sino que es el germen
del cual parte todo el pensamiento occidental. La filosofía nace con un
propósito político desde sus inicios siendo Platón un hombre con conciencia y
exigencia política, lo cual lleva al surgimiento de las enemistades propias de
ser un ciudadano público.
En
esos tiempos, los sofistas eran viajeros que deambulaban entre las ciudades que
mejor podían acogerlos y remunerarlos. Estas enemistades se materializan en el
enfrentamiento entre Platón y los sofistas, a quienes va a antagonizar de
manera formidable. En ese enfrentamiento, Platón defiende la justicia, pero
simultáneamente defiende a la ciudad tradicional, xenófoba, intolerante y
anti-igualitaria frente a sus enemigos tangibles. En sus diálogos tardíos o de vejez, reformula su filosofía y admite que:
“No se podía pretender que los gobernantes fuesen lúcidos y desinteresados”. En
el último de sus diálogos, titulado Las leyes, confió a la organización
legal lo que ya no podía esperar de la sabiduría de los individuos, adquiriendo
su pensamiento una vocación ordenancista, autoritaria y rígida.
Es
un lugar común decir que todas las obras filosóficas que se han escrito son
simplemente notas a pie de página de los diálogos de Platón. Por una parte es
cierto que los griegos no conocían el concepto de nación ni el concepto de
Estado, sin embargo, la organización de la polis es un concepto de carácter
político-filosófico que prevalece en occidente hasta nuestros días. Por otro
lado, en el ideario griego existe la necesidad de luchar permanentemente contra
todo lo que impida el desarrollo libre del pensamiento, y esa lucha hizo que
los principales enemigos tanto de Sócrates como su discípulo Platón fuesen los
sofistas, quienes sintetizaban la búsqueda del saber a una técnica, lo cual
pudiésemos llamar “ideología”. Las ideologías y los ideólogos, pertenezcan o no
a la academia, representan un atentado contra la libertad de pensamiento,
debido a que esa manera de pensar es fosilizada y renuente a ser cuestionada.
Quien esgrime una ideología ya consiguió su verdad y deja de buscarle el
sentido a las cosas.
Dicho
en otras palabras, para Platón, padre de la filosofía, y creador de la teoría
de las ideas, los principales enemigos de la Academia eran los ideólogos, que
tenían pensamientos programados y se les combatía desde lo político. Esta doble
manera de equilibrar la visión del mundo, en la cual se conjugan lo ideológico
con la vida colectiva, es la base que sustenta el pensamiento y la obra de
Platón, creando por una parte una vocación de protección al pensamiento libre y
por otra, y de manera simultánea, una dureza en la manera de confrontar aquello
que ponga en riesgo el espíritu de la Academia, el espíritu de la filosofía y
por consiguiente el pensamiento occidental.
De
ahí que no tiene nada de insólito percibir, como lo llegó a hacer Karl Popper,
cierto carácter autoritario en los diálogos
de Platón, particularmente en aquellos que conocemos como diálogos medios o de madurez. Junto con Jesucristo, son las dos más
influyentes personas de la civilización occidental, hallándose presente en
ambos la ambigüedad, tanto en sus vidas, como en sus enseñanzas.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 21 de marzo de 2017.
Ilustración: @odumontdibujos
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