domingo, 26 de abril de 2015

Pícaros, vivos y “bachaqueros”


En el Tractado primero del Lazarillo de Tormes aparece una escena que ilustra la esencia de lo que constituye la picaresca. Se trata del famoso “episodio de las uvas”, en el cual el ciego, acompañado de Lazarillo, logra entrar en una vid y consigue que le regalen unas uvas. Cuando el ciego come las uvas, por compasión le dice a Lazarillo: “Cada vez que yo tome una, tú puedes tomar otra”. Al rato de estar comiendo, el ciego le da un fuerte golpe al muchacho y le dice: “Me estás engañando, estás cogiendo las uvas de tres en tres”. Lazarillo, sabiendo que su amo a consecuencia de la ceguera no puede verlo, le pregunta: “¿Cómo se ha enterado su merced que así lo hago?”. A lo que el ciego responde: “Porque yo estoy cogiendo de dos en dos y tú no has dicho nada”.

Es relevante atender a esta escena, por cuanto determina la dinámica que se establece en la picaresca: Deben participar dos partes a efectos de que la misma se mantenga. Sin interacción de carácter bidireccional no existirían los pícaros, los vivos, ni los bachaqueros.

Para intentar entender este asunto se hace propicio conocer su origen histórico. El pícaro constituye un personaje “arquetípico” que aparece en la segunda mitad del siglo XVI en la literatura española.  Se trata de un antihéroe que contraviene a los personajes que hasta ese momento existían en la tradición literaria hispana. Independientemente de las explicaciones de carácter filológicas del origen del término “pícaro”, este personaje fue exactamente la negación de lo que se entiende por héroe tradicional.

El pícaro es un parásito social cuya existencia es la ratificación de un deseo igualitarista negativo que se halla representado en una gran cantidad de obras que van desde Lazarillo de Tormes, libro anónimo, hasta El Buscón de Quevedo. Como toda propuesta artística, la presencia del concepto del pícaro es consecuencia de la realidad. Surge en la España del siglo XVI porque en ese tiempo que aumentó sustancialmente la pobreza en esa sociedad. A la par de la existencia de las clases altas y dominantes, con castillos y servidumbre, se encontraba la pobreza extrema de las clases populares. Esta miseria propia del siglo XVI fomentó la presencia de grandes grupos que eran improductivos como fuerza laboral.  

Simultáneamente a esta dinámica, e imbricada con la misma, se le suman aquellas personas que llamamos “hidalgos” y que básicamente eran sujetos económicamente venidos a menos provenientes de las llamadas “clases nobles”, a quienes precisamente los principios nobiliarios les impedían trabajar. Se establece entonces una conjunción entre gente de la nobleza, llamados hidalgos y pícaros propios de los grandes centros poblados de España, particularmente de Sevilla y su incomparable puerto.

Es necesario precisar que originalmente el pícaro no vive del delito propiamente. De hecho no es un delincuente y mucho menos un criminal, pero vive de engañar y burlar a los demás, bajo la premisa de vivir el día, de que el mañana no existe.

El desdén, rechazo y hostilidad por el trabajo productivo son compartidos tanto por el pícaro proveniente de los lugares más empobrecidos como por el hidalgo, ambos personajes emblemáticos de lo que vendría a ser el espíritu español que es sembrado en la América hispana y por supuesto, lo que conocemos como nuestro país: Venezuela.

A través de la conquista, junto con el soldado y el sacerdote misionero, llegan los hidalgos y aventureros de toda clase, condicionados por la picaresca tanto en su forma de ver el mundo como en sus actos. Eso que inicialmente es llamado picaresca, con el paso de los años hemos denominado “viveza”. La picaresca y la viveza criolla vendrían a ser sinónimos de una manera de ser y hacer. Lo vemos cada día  en el sujeto que revende mercancías, que sobrevive de mantenerse al limbo de lo legal, que llamamos bachaquero y constituye un elemento inherente a nuestra estructura como sociedad, a nuestras formas de intervincularnos y a lo que vendría a formar parte de nuestros referentes históricos y morales.

Pero una estructura social en donde la picaresca y la viveza forman parte de su manera de conducirse, no podía escapar a la violencia, en sus formas más escandalosas y trágicas. Es por ello que cuando analizamos estos elementos en la historia patria, desde la Guerra de Independencia, pasando por las montoneras del siglo XIX y XX y las tiranías del siglo pasado, picaresca, viveza y violencia no sólo han ido de la mano, sino que su intervinculación ha aumentado en desmedro de lo que somos como país y lo que aspiramos ser como nación.

Paradójicamente pocos pasan tanto trabajo como los pícaros en su afán de vivir “libremente” y es obvio comprender que se trata de una condición lastimosamente propia de aquello que estructura nuestra vida en sociedad, repercutiendo, por supuesto, en nuestra vida diaria. Es parte determinante de la propia identidad nacional y aun más: De nuestra identidad personal.

 


Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 20 de abril de 2015. 

domingo, 19 de abril de 2015

Referentes humanos



En el año 1986, con motivo de cumplirse los 80 años de vida de Arturo Uslar Pietri, el país entero celebró de manera inusitada y abrumadora. Aunque Uslar llegó a afirmar en una entrevista, “pareciera que me están construyendo mi propio sepulcro”, se estaba sentando en nuestra nación el sensato precedente de reconocer los méritos de un intelectual antes de que se muriera, lo cual es un acto encomiable, inherente a las buenas costumbres de una sociedad.

Uslar Pietri transitó en vida prácticamente todo el siglo XX, convirtiéndose no sólo en un egregio referente intelectual, sino en un prohombre que acudió a los distintos llamados propios de la función pública cuando así el país lo requirió. Durante su experiencia en la vida política, participó en la materialización de diversas instituciones que hicieron de nuestra nación un país vanguardista en múltiples aspectos. 

El rol de Uslar Pietri como docente comprometido con la educación de los más necesitados, lo llevó a materializar algunas ideas del canadiense Marshal McLuhan, en relación al uso masivo de recursos de información. Uslar entendió la enorme importancia de la televisión y de los medios masivos de comunicación y los utilizó con fines nobles. Con su legendaria columna periodística de aparición semanal en diarios impresos denominada Pizarrón, y su programa televisivo (también semanal) Valores Humanos, transmitía infinidad de elementos propios de la cultura universal que si no hubiese sido por su existencia, jamás se hubiesen podido divulgar como efectivamente se logró. 

Uslar Pietri fue un hombre muy asequible; en lo particular, tuve la fortuna de conocerlo y entrevistarme con él en varias oportunidades. Algún texto de su autoría, los cuales atesoro en mi biblioteca, tiene su firma. Para mí, Uslar es el gran malabarista de palabras que desde la sensatez y la dimensión racional y estoica de hombre arraigado a su país, sirvió de referente humano para ayudarnos a dilucidar múltiples componentes inherentes a la dinámica nacional. Uno de esos elementos fue su perseverancia argumentativa en relación a la comprensión de nuestra identidad como venezolanos

Su disposición al diálogo y al razonamiento, hizo que cultivara la amistad de intelectuales relevantes, como por ejemplo el brillante Ludovico Silva, quien en su texto Filosofía de la ociosidad, escribe sobre Uslar Pietri “como buen amigo que es y como persona siempre me ha brindado su casa y sus consejos”, además desarrolla un ensayo en el cual señala: “tenemos que reconocer que Uslar se ha acercado bastante al viejo ideal clásico del uomo totale renacentista, del modo de un Leonardo”.

En lo personal, suelo asociar la imagen de Arturo Uslar Pietri con la de Ludovico Silva por varias razones, entre las cuales cabe destacar que eran amigos; de una inteligencia inusitada al servicio de grandes causas y que convivieron de manera civilizada en un tiempo de nuestro país en el cual la figura del hombre de pensamiento era determinante sobre la manera de cavilar del ciudadano común. Ambos fueron talentosos escritores (artistas) que dejaron un legado que no sólo he podido dedicarme a estudiar durante años, sino a releer en forma recurrente.

Escribo estas líneas motivado por la impresión que ha causado en mí el hecho de que connotados intelectuales, hombres de ideas, pensadores, artistas de todas las disciplinas y tantos venezolanos universales, se encuentran en una especie de submundo que ha impedido el reconocimiento de sus enormes virtudes en vida. Todo como consecuencia de una dinámica social y política que nos desvincula como connacionales con las cosas valorativas de la existencia y nos empobrece por una cultura política que crece a la sombra y no a la luz del beneficio colectivo.

Varios de nuestros talentosos prohombres, que en cualquier sociedad serían exaltados por su cualidad de figuras universales, han fallecido y los reconocimientos no han estado presentes. Más grave aún que no se exalten los talentos propensos a traspasar las barreras de lo doméstico por animadversiones atinentes a una dinámica política ajena a lo civilizatorio.

El referente intelectual es imprescindible para nuestro crecimiento como pueblo. En tiempos reciente pudimos ver cómo hombres del talento de Ludovico Silva o Arturo Uslar Pietri sumaban para que el país fuese mejor. Creo que como seres civilizados tenemos la misión de carácter imperativa de homenajear a quien honor merece, independientemente de su postura política. En el caso de los artistas, siento que existe una gran deuda. El arte, por antonomasia debe estar más allá del bien y del mal, como bien diría mi amigo Federico, tan emparentado con el gran Zarathustra. Si no recomponemos la relación de los distintos factores sociales y su vínculo con los mejores hombres de ideas, en aras de construir una Venezuela en donde todos podamos hacer vida en armonía, estaremos condenados a ser sólo una promesa de país y no una verdadera nación.




Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 27 de febrero de 2015.

miércoles, 8 de abril de 2015

PROGRAMA DE ACTIVIDADES INTERDISCIPLINARIAS

              Universidad de Los Andes

Mérida. Estado Mérida. Venezuela

Facultad de Humanidades y Educación

PROGRAMA DE ACTIVIDADES INTERDISCIPLINARIAS”

Departamento de Psicología y Orientación



Coordinador: Dr. Alirio Pérez Lo Presti

PROGRAMACIÓN 2015

Lugar: Cátedra Simón Bolívar. Avenida Las Américas. La Liria. Edificio A. Piso 1. Mérida. Estado Mérida. Venezuela. Teléfono: (58) 0274 2401462
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 JUEVES 29 DE ENERO DE 2015

"EL ADOLESCENTE EN EL SIGLO XXI"
CONFERENCIA MAGISTRAL:
DR. ALIRIO PÉREZ LO PRESTI


 

LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.


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JUEVES 09 DE ABRIL DE 2015


“EL MOVIMIENTO COMO MEDIO DE EXPRESIÓN”




RESPONSABLE: LIC. NELLY MORENO
LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.


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JUEVES 07 DE MAYO DE 2015

EN EL CONTEXTO DE LA CELEBRACIÓN DE LOS 60 AÑOS DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN


"UNOS CUANTOS CORTOS"       
   CINE HECHO EN LA ULA


RESPONSABLES:
LIC. NELLY MORENO      
BR. ANDREA LÓPEZ MARAMARA

LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.



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JUEVES 02 DE JULIO DE 2015

EN EL CONTEXTO DE LA CELEBRACIÓN DE LOS 60 AÑOS DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN


"TRAGICOMEDIA Y CINE"
PRESENTACIÓN DE CORTOS
ESCUELA DE MEDIOS AUDIOVISUALES
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES



LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.




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JUEVES 24 DE SEPTIEMBRE DE 2015
ACTIVIDAD SUSPENDIDA 
LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.





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JUEVES 29 DE OCTUBRE DE 2015
ACTIVIDAD SUSPENDIDA
LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.




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JUEVES 26 DE NOVIEMBRE DE 2015
ACTIVIDAD SUSPENDIDA 
LUGAR: CÁTEDRA SIMÓN BOLÍVAR. AVENIDA LAS AMÉRICAS. LA LIRIA. EDIFICIO A. PISO 1
HORA: 10:00 A.M.





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jueves, 2 de abril de 2015

La obra de Mahatma Gandhi

Para Gandhi, la idea es llevada a acto y el acto siempre es un “acto político”. De allí la máxima en donde señala que: “aquellos que sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el significado de la religión”. En su extraordinaria autobiografía Mis experiencias con la verdad, Gandhi explica cómo su actitud ante la existencia va cambiando conforme experimenta vivencias, desde haberse graduado de abogado en Inglaterra, hasta la manera como llegó a trabajar para una compañía con su “profesión” en Suráfrica. Toda esta formación intelectual convertida en praxis, se tradujo en una expansión de su pensamiento que lo indujeron a volverse cada vez más “mediático”, conforme  transcurría el tiempo.El pensamiento de carácter “espiritual” desarrollado por Gandhi es producto de innumerables lecturas; desde La Biblia hasta Así hablo Zarathustra de Friedrich Nietzsche. Lecciones a su vez acompañadas de la puesta en práctica de aquellos elementos con los cuales se sentía identificado y consideraba apropiados para sus propósitos, entre los que se encuentran algunas prácticas yoguis extraídas de diversos libros hindúes. Por cierto, León Tolstói figura entre los escritores que lo impresionaron profundamente.
Suele decirse que tal situación o tal persona es “un asunto de carácter mediático” y en lo particular, siempre me ha llamado la atención esa expresión que con frecuencia se usa para intentar descalificar a alguno. La frase repetida hasta el infinito requiere de cierto detenimiento. Los grandes fenómenos sociales históricamente han ido de la mano con elementos de carácter propagandístico, por consiguiente, elementos inherentes a los métodos de propaganda, o sea, a “lo mediático”; lo cual se encuentra estructuralmente unido a la historia. Los discursos, las conferencias, las proclamas, los panfletos, la prensa, la radio, el cine, la televisión y el sinfín de nuevas tecnologías, van juntos con la historia de la civilización, como bien lo diría el profesor  Marshal McLuhan (quien se antepuso a desarrollar el concepto de aldea global).

Para Gandhi, la necesidad de implementar su proyecto, lo condujo a dirigir múltiples diarios que circularon por gran parte del mundo, con una complicación inusual, y es que ante el hecho de que en su entorno no existía una sola lengua, cada diario aparecía con un dialecto o idioma que obligaron a Gandhi a estudiar las distintas hablas que lo circundaban. El estudio del Sánscrito era el que mayores penosos esfuerzos le exigía. Era uno de los hombres más “mediáticos” de su tiempo y supo aprovechar los recursos comunicacionales de su época.
Consideraba que los cristianos no entendían el cristianismo, porque a su juicio hacían caso omiso de “poner la otra mejilla”, lo cual constituía para él la base de la actitud cristiana. Debemos recordar que las religiones más importantes tienen una raíz asiática, incluyendo, por supuesto al cristianismo, por consiguiente al catolicismo. Cristo y sus enseñanzas son originariamente asiáticas, de allí que en Mateo 5,38-39,  Cristo señala: - Se  dijo además “Ojo por ojo y diente por diente” En cambio yo les digo: No resistan a los malvados. Preséntale la mejilla izquierda al que te abofetea la derecha (…), y en  Lucas 6,27-31  “Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amén a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. Da al que te pida, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes.” Para Gandhi esta es la premisa fundamental del cristianismo, la cual, a su parecer, los seguidores de Cristo no logran comprender.
La Biblia es uno de los íconos universales más emblemáticos de “lo mediático”. Las traducciones más popularizadas y difundidas de La Biblia se encuentran llenas de simbolismos, contradicciones y paradojas, elaboradas para canalizar las inquietudes “espirituales” de una sociedad y de un tiempo, siendo la traducción de San Jerónimo (denominada “La Vulgata”), un ejemplo de ello. Es relevante y sano reconocer que la relativización de la moral bíblica está presente tanto en el antiguo como el nuevo testamento (más en este último).

Cuando se estudia la obra de Mahatma Gandhi y se cavila en relación a las múltiples reflexiones expresadas en su autobiografía, no se puede sino sentir una abismal compasión por el ser humano. El ser como estructura potencialmente indómita que es vapuleado por las tormentas inherentes al hecho de existir. Gandhi representa el simbolismo inherente a la exaltación de la vida y por él sentimos una profunda fe en el hombre como ente individual, capaz de fungir de motor inicial de fenómenos y transformaciones históricas. Un prohombre ante el cual es difícil permanecer impasible, pero dolorosamente es un ícono de la gran tragedia humana.

Twitter: @perezlopresti


Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 16 de febrero de 2015