domingo, 26 de diciembre de 2021

La muy recurrente originalidad

Un viejo amigo hizo lo humanamente posible para que sus más cercanos nos alejásemos corriendo de él. Abrazó la idea de que solo se podía vivir en tiranía. Al principio pensamos que solo eran los desvaríos de un loco. Luego, cuando asumió un cargo de poder y se volvió el perseguidor y vengador más representativo de su generación, entendimos que sus buenas maneras solo encubrían a un enfermo capaz de hacerle daño a quien se le acercase. Hoy lo veo y creo que ganó cada batalla que se ha planteado hasta el presente. Éramos tan ingenuos en ese tiempo que cuando miro el pasado, me conmuevo de mí mismo y de los hermanos que la vida me ha regalado a través de la amistad. ¿Cómo pudimos subestimar la crueldad de alguien por quien sentíamos afecto? Solo son páginas que van pasando en este libro en blanco que escribimos cada día que nos despertamos. Por lo pronto, sigo siendo sobreviviente a un montón de naufragios que los he vivido acompañado. No me quejo: Tal vez me ha rendido la vida, tal vez sea posible vivir más de una vida a contra reloj.

El arte como salvación

Creo que la única salida es abrazar el arte en la totalidad de sus manifestaciones, incluso en aquellos que hacen cosas propias de lo cotidiano y lo elevan a un nivel que solo puede ser considerado como artístico. La premisa de que podemos ser salvados por el arte no es solo un amuleto contra la muerte y el aburrimiento, es también una forma de conducirse y de entender la existencia, que, si se sabe sobrellevar, nos puede abrir caminos en donde menos lo esperamos. La mediocridad es tan propia de lo humano que es necesario crearnos necesarias y muy tangibles burbujas que nos protejan de lo agrio y contravenido de la existencia. Del papel del arte en nuestras vidas ocupo mi tiempo mientras cavilo, converso y descubro almas que están dispuestas a compartir los espacios propios de la cordialidad y el buen vivir. El arte como tabla salvavidas para que no terminemos aplastados por el peso de las batallas perdidas. De eso va el asunto de valorar la dimensión que nos ofrece el arte: De hacer malabares con lo que tenemos a mano y ganarle espacios a los terrenos que nos han arrebatado. ¿Acaso el desarraigo no es también una manera de concebir la existencia? En terminales y hospitales he invertido mucho tiempo. Sobran las enseñanzas de esos lugares.

Hombre de buen tono, creo, creo, creo

Mi amigo, el loco, decía que yo era un hombre de buen tono. Creo que es cierto. Tratando de mantenerme consecuente con los valores en los que creo, he podido conservar la compostura y saber sacarle a la vida la savia que nos puede regalar. Cuando niño, solía adentrarme en los cañamelares y morder los tallos hasta dejarlos completamente secos. Ese sabor a infancia y correrías me acompaña mientras respiro, al levantarme y al dormir. Ese sabor dulce es parte de la esencia de lo que soy y espero seguir siendo hasta el último suspiro. Del anecdotario de batallas contra la noche y los esfuerzos por salir adelante he podido construir castillos de palabras. Cuentos, narraciones, ficciones, pequeños extractos de vida que palpitan en el papel, acompañados de buena música y mejores compañías. En eso he invertido gran parte de mi tiempo en este universo que a veces se antoja ser de difícil comprensión. Esa tendencia a sacar el extracto al sabor de la vida es una pasión que una y muchas veces se vuelve antojadizamente circular y nos lleva a verdaderas extensiones de placidez. En eso, mi antiguo amigo, que de loco pasó a malo, nos dejó muchas enseñanzas. Por eso le doy mucha importancia al valor de las metáforas y lo saludable de las paradojas. Cuando las paradojas y las metáforas se unen, se construyen metáforas paradójicas, auténticos milagros lingüísticos. Lo pragmático es sustituido por recrear aquello que con solo pronunciarlo se eleva.

Ideas que no dan para más

Imposibilitados de dar mayor dosis de originalidad a la existencia, se tienen que repetir patrones, calcar posiciones y remedar ideas. De eso van las cosas en este mundo que se jacta de ser original, cuando siguen existiendo las pestes, la maldad asecha en las esquinas, abundan los tiranos y los reyezuelos se jactan del poder que poseen en pleno siglo XXI. ¿De qué nos podemos aferrar para no ser presa de la desesperanza? Darle forma a la existencia es un deber de quien se quiere conducir con soltura. A un montón de gente se la ha ido la vida intentando que sus prédicas puedan ser de utilidad a otras personas. Creo que algunos sabemos que las cosas nos llevan a callejones sin salida y hay algunos trucos para resistir ante las circunstancias. Eso de amasar ideas en realidad es una manera de castrar mentalmente a las personas. Liberarnos de tanto refranero vulgar y no caer en el hueco de las ideologías es un asunto que se puede llevar de varias maneras. En mi caso, me acobijo con lo artístico. Es mi rincón y paradójicamente mi universo infinito que una y otra vez me libera.


Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 22 de diciembre de 2021.

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