Tengo trabajo y llueve sin parar nuevamente. El
pavimento está peligrosamente mojado.
Panta rei, en griego “todo fluye”, es la fórmula
expresiva del pensamiento de Heráclito: Todas las cosas se mueven
incesantemente y nada está quieto. Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río,
porque su permanencia es solo aparente; en realidad, el agua que lo constituye
nunca es la misma y tampoco somos los mismos cuando intentamos cruzarlo. La realidad
es un proceso de mutación eterno producido por el conflicto de elementos
contrarios. “Las cosas frías se calientan, el calor se enfría, lo húmedo se
seca, lo que está árido se humedece; la madre de todos los asuntos es la
guerra”. Según las afirmaciones de Heráclito, en todas las cosas se esconde una
lucha de contrarios. Es la esencia de la vida, para quienes nos sentimos embelesados
por sus ideas.
Preguntas
recurrentes sobre el devenir
¿Cuándo
acabarán los problemas? ¿Por qué las cosas son así? ¿Pasará algo mejor? ¿Por
qué me tocó a mí? Las respuestas pueden ser tan tajantes como desconcertantes:
En todo momento están ocurriendo cambios, mucho más si se trata de la dinámica
propia de la vida en sociedad. El problema de los cambios sociales es que el
cronómetro humano pareciera no tolerar la velocidad con la cual los asuntos se
van modificando y en gran parte de las veces, no ocurren los cambios tal cual
como los esperamos. Cuando Heráclito simbolizó el devenir mediante el fuego,
debemos tener presente que es precisamente el más inestable de los elementos:
Como calor es principio de vida; como luz, se difunde por todo el cosmos, como
llama, transforma lo que alcanza. Cualquier transformación de la materia
presupone una intervención del fuego. No hay que hacer un gran esfuerzo para
comprender que, entre los símbolos del devenir, Heráclito consideró “el dinero”.
De hecho, la moneda de cambio no solo pasa constantemente de mano en mano, sino
que también es capaz de expresar el valor de cualquier mercancía: “El fuego
transforma todas las cosas y todas las cosas cambien mediante el fuego, de la
misma forma que el oro transforma todas las cosas y todas las cosas cambian
mediante el oro”.
El
Eterno retorno: A Heráclito
Aunque
Heráclito haya pasado a la historia como el filósofo del devenir, la crítica
moderna ha desvelado un segundo aspecto de su pensamiento, una interpretación encantadora
de la realidad conocida como la “unidad de los contrarios”. El devenir vendría
a ser solo la apariencia de las cosas, detrás de las cuales se esconde una
armonía más profunda, absolutamente abismal. La totalidad de los fenómenos
permanece siempre igual a sí misma y cada pareja de contrarios forma, en
realidad, una unidad indisoluble. “El camino hacia arriba y abajo es uno y el
mismo”, afirma Heráclito; es decir, si se observa con atención, cada subida es,
al mismo tiempo, una bajada. Cuando una persona dice que a título personal no
se merece lo que le está ocurriendo no puedo dejar de creer que en realidad sí
se lo merece, porque forma parte de esa unidad en la cual la existencia de un
principio se acompaña de la presencia de su contrario, configurando una unidad.
Los pueblos vamos creando nuestro propio devenir y no se puede esperar que los
resultados de ello sean diferentes de lo que vamos construyendo y destruyendo
cada día. El caso de nuestras vidas o nuestras sociedades es la consecuencia de
acumulación de las más disímiles formas de conducción que tarde o temprano tendrán
que equilibrarse, por un tiempo, para generar ciclos que son unidades en sí
mismos.
Parasitismos
y equilibrios
Desde la vinculación disparatada con el concepto de trabajo hasta el fomento de las más estrambóticas maneras de parasitismo social, el caldo de cultivo de lo que somos nos llevó inevitablemente a consolidar las sociedades desestructuradas que hemos venido edificando. No fue el azar lo que nos trajo hasta acá, sino un gran esfuerzo obstinado por crear la realidad en la cual nos encontramos. El día (o el bien) existe únicamente en virtud de la noche (el mal) y la salud no sería apreciable sin la enfermedad. De ahí que el mundo, aparentemente dominado por el desorden, revele en cambio una lógica interna; justamente para definir esta suerte de ley secreta de la armonía, Heráclito utilizó por primera vez el término “logos”, que lleva a convertirse en el rasgo característico de lo más depurado del pensamiento occidental. La doctrina del devenir de Heráclito es una idea filosófica de larga data que marca el principio de todos los intentos de explicar las transformaciones de la materia y de la naturaleza del movimiento y se encuentra presente incluso en pensadores aparentemente alejados de su problemática. ¿Acaso lo que vivimos cada día no es una suerte de contraposición de contrarios que inexorablemente, y aunque nos cueste apreciarlo, cada día conduce a cambios que ocurren con una notoriedad que no percibimos, pero sin embargo siguen ocurriendo?
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 08 de junio de 2021.
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