martes, 13 de octubre de 2020

El ataque de los castrantes


¿Qué es pensar? En realidad, el ser humano no tiene capacidad para razonar. Puede construir una serie de argumentaciones basadas en sus experiencias, aprendizajes, distorsiones asentadas en lo que le circunda, alteraciones en relación con lo que percibe e interpreta, pero por encima de todo de sus prejuicios.

Entiéndase por prejuicio, juicio previamente elaborado con relación a un asunto en particular o lo que señala el diccionario: Opinión preconcebida, generalmente negativa hacia algo o alguien. En lo particular prefiero entender como prejuicio lo derivado de su construcción etimológica, concepto que asomé de primero.

Basado en los argumentos de los dos párrafos anteriores, debo cambiar la pregunta: ¿Existe lo racional en lo humano? Sostengo que con gran esfuerzo, somos seres argumentativos, lo cual nos lleva a un asunto todavía más peliagudo y es plantearnos si el ser humano tiene en su ser ontológico la posibilidad del libre albedrío, o sus respuestas obedecen a más de un determinismo: Lo que aprendimos, lo que interpretamos, lo que percibimos y distorsionamos, la presencia del deseo como pulsión, la naturaleza animal que nos condiciona y el inconsciente con sus claridades y tinieblas que se mueve en dura tempestad.

Atacan los rígidos

Nunca he sacado el cuerpo a un debate en términos civilizados. Eso me ha llevado a asumir posturas que en ocasiones incomodan porque ponen falsamente en peligro a quienes sostienen premisas rígidas frente a la existencia. Lo que sí he experimentado, dado que tiendo a expresar mis ideas, es el cuestionamiento natural de las mismas, lo cual es útil por cuanto lo induce a uno a volverlas a replantearlas y repensarlas. Cuando lo expresado es sometido al cuestionamiento de los que no piensan como uno, surge como potencial deriva el desafío de sopesar lo que uno plantea, lo cual es de enorme riqueza intelectual.

¿Por qué se tiende a asumir que el otro está vulnerándonos cuando expresa su parecer? Posiblemente por dos razones. 1. Porque puede salir airoso y tener un efecto persuasivo sobre otros, lo cual haría que unas ideas potencialmente tuviesen más credibilidad que otras. 2. Por un simple y clásico mecanismo de proyección. A lo que más tememos es a esos elementos que tenemos soterrados en nuestro interior y al verlos manifestados en el otro, literalmente se agitan los más enredados fantasmas. Puede ser una deriva de la primera premisa, relacionada con el terror al cambio.

Armonizando diferencias

Una cosa es asumir una posición de liderazgo en torno a las cosas que tenemos por ciertas y queremos compartir y otra es castrar, aplastar o tratar de hacer desaparecer al otro por lo que piensa. Uno de los ejercicios más delicados de lo humano es el difícil manejo de vivir de manera democrática. No comprenderlo es atentar contra la libertad de criterio y por esa razón lo democrático siempre está en peligro de muerte. He tratado de cultivar la epistemología como parte de mi quehacer ante lo cotidiano. La rimbombante palabra “epistemología” asusta a muchos y la define en buenos términos el peligroso diccionario: Parte de la filosofía que estudia los principios, extensión y métodos del conocimiento humano. A todas luces un territorio fascinante para quienes andamos dándole vueltas a las cosas que nos pasan por delante.

Si creamos un espacio para hablar de ciencia y el ámbito es de psiquiatras, se va a ver forzado a poner un encabezado como: “Sitio que reúne psiquiatras para intercambiar información relacionada con nuestra especialidad”, asunto que a su vez lleva a dos elementos claves: 1. No es posible delimitar lo científico en el contexto de la psiquiatría (asunto de gran interés epistemológico). 2. Gana la necesidad de abrirse ante la infinitud de lo humano y definir la psicología como: Disciplina que utiliza elementos de carácter científico para estudiar la mente, las cogniciones y la conducta del ser humano, todo ello ubicado en un escenario de interacciones que hacen del hombre un animal gregario y, por tanto, inmerso en una estructura social, noción que planteo en el libro de mi autoría Psicología y contemporaneidad, editado por el Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes, cuya primera de varias ediciones es de 2012 y omite la palabra “ciencia” del concepto, asunto absolutamente extrapolable a la disciplina que llamamos psiquiatría, que usa elementos de carácter científico en su quehacer, sin ser una ciencia.

Continuación de un ensayo

Básicamente nuestra postura epistémica es que desde la psiquiatría se debe abordar lo humano por encima de la chaqueta de fuerza que denota la palabra “ciencia”, porque ser psiquiatra es cultivar una disciplina de mayores ambiciones y alcances en donde la primera clase que debe recibir un residente o becario es leer e interpretar la dimensión de la Carta al padre de Franz Kafka o la psicopatología desde las imperecederas páginas de Fiódor Dostoyevski en Crimen y castigo.



Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 13 de octubre de 2020.  

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