Dedicado
al Profesor Fernando Mires
Ha
sido tenaz el intento de crear una sistematización discursiva en las llamadas
ciencias sociales. Herederos del más depurado naturalismo del siglo XIX, emerge
la sociología tratando de darle un carácter numerológico y metodológicamente
cartesiano a los fenómenos que ocurren en los pueblos.
En
esa línea, se tiende con frecuencia a asumir posturas de carácter dicotómico y
maniqueo que son susceptibles de ser contra argumentadas. Si apostamos a la
idea de que la sociedad posee un funcionamiento con bases políticas que le dan
cierto grado de predictibilidad, en esa misma dirección se debería ser más
flexible con respecto a los intentos clasificatorios que se hacen. El caso
venezolano no puede ser más interesante, porque esa predictibilidad era hasta
cierto punto obvia al estudiar la situación venezolana actual.
La
agrupación de partidos que llamamos MUD tiene sentido si el fin que pretende
conseguir es el mismo entre los distintos partidos que la conforman. En el caso
venezolano, la MUD siempre ha estado atomizada en cuanto a propósitos. Ha sido
tan incongruente esta coalición que en el seno de la misma se ha apostado por
el llamado abstencionista como método de lucha, lo cual para un civil es
difícil de entender.
Con
el estrambótico sustrato deleznable que representa la Constitución de 1999, la
cual de origen fue rechazada por factores pertenecientes a las fuerzas actuales
de la MUD, es difícil establecer un ancla de lucha que le dé empoderamiento de
propósito al ciudadano. La constitución populista “y de Chávez” de 1999
sencillamente no se cumple porque no es más que un instrumento nominal con el
cual es muy difícil establecer un apego de carácter coherente. Ese texto no
rige los límites normativos de la República, sino que por el contrario, ha sido
asumido por el hombre común como un librito curioso, que Chávez no pudo
reformar y cuyas propuestas no son apoyadas ni por quien la creó. De hecho, la
inicialmente constitución “de
Chávez” adquirió un carácter casi surrealista cuando por voto popular y bajo la
solicitud del propio Chávez, los venezolanos apoyaron mayoritariamente que no
querían que la modificaran.
De
manera progresiva, todo el aparato legal venezolano se fue amoldando a lo que
se le ha dado el nombre de Plan de la Patria, aparato de normas dispersas que
son las bases jurídicas por las cuales se ha venido marcando lo normativo en
nuestra nación.
Esto
obliga a que sin una base que sirva de bandera de lucha sólida asumida por los
miembros de la MUD, de manera inevitable se tienda a la improvisación política
como método de lucha, lo cual lleva a la pregunta: ¿Es la improvisación un
método de lucha? -Si
lo es en cuanto existen fallas de origen en relación al marco normativo que
rige a la sociedad venezolana. Una estructura de reglas que obedece inicialmente
a los caprichos de un momento coyuntural en el cual se apostó al hombre fuerte
como salvador de la patria. La Constitución de 1999 es difícil de arropar como
causa porque asumir que se lucha para defenderla no es más que una frase
retórica. Una Constitución que no la quería la oposición, no la quiso Chávez
pero insólitamente el pueblo se negó a eliminar a través de elecciones. Chávez
la sometió con un leguleyo sistema que la neutraliza y la hace inútil desde
hace más una década.
Sobre
la falacia normativa que conforma la constitución de 1999, la cual solo ha sido
aplicada cuando le conviene al gobierno y cuyo gran logro democrático por parte
de la oposición venezolana es la conquista de la Asamblea Nacional, nos
intervinculamos entre connacionales, mas no hemos podido convivir de manera medianamente
tranquila.
Pienso
que una falaz raíz de propósitos de origen obliga a la improvisación
recurrente, que obedece a la necesidad de apelar a un elemento normativo que escasamente
ha sido cumplido. El texto constitucional
fue relativizado por todos los actores políticos y la misma MUD que
apela al artículo 350 (que es absolutamente disparatado), a la vez llama a
votar de manera masiva. El texto errático que se pretende defender, por una
parte promueve el orden y por otra el caos. Flaco favor hace al intelecto
apegarse a una constitución plagada de contradicciones si se quiere ser
coherente con un proyecto político.
El
Profesor Mires, como ya lo he escrito en otro texto, representa un referente
intelectual en estos tiempos para Venezuela. Estudio y valoro su obra y conozco
la fe que tiene en Henrique Capriles Radonski. Entiendo que lo vea como el principal artífice de un potencial
cambio en nuestro país. Lamentablemente para Capriles, y tal vez para
Venezuela, veo difícil la posibilidad de concretar logros políticos por su
parte en la actualidad. Mires es un hombre que dedica tiempo al estudio del
psicoanálisis y sabe bien el poder de lo emocional en las causas sociales. Como
venezolanos somos particularmente expresivos y la conexión emocional con el
líder está enclavada en nuestro mundo interior. Capriles ha conectado con
sectores de la clase media venezolana, pero no con las grandes mayorías de
personas pobres que son el grueso de nuestra población.
Esa suerte de hombre con chispa, capaz de conectar emocionalmente con los
votantes y que nos recuerda lo más sombrío del populismo negativo no existe en la
Venezuela actual. La cruda realidad es que en muchas ocasiones, esta suerte de
saltimbanqui catalizador de los grandes cambios de la civilización hace su
aparición en el momento más inesperado. Mientras tanto, el escepticismo gana
terreno.
Técnicamente vivimos una suerte de esquizofrenia política en donde cada uno
de los actores que se opone al gobierno alega tener la razón. Era más que obvio
que el chavismo iba a conminar a los gobernadores electos a presentarse y
juramentarse ante la ANC. Ante los rasgos de carácter totalitario del actual
gobierno, para algunos miembros de la MUD era imprescindible ganar las
gobernaciones de algunos estados y conquistar terreno político sondeando una
cohabitación con el chavismo.
A mi parecer, no había mucho qué escoger. Opción A: Ganar varias
gobernaciones y juramentarse ante la ANC para ocupar espacios políticos. Opción
B: Valorar cuántos de los candidatos de “mi grupo” político ganaron y en base a
eso presentarse ante las instancias legales de rigor para ser inhabilitado por
la ANC y ganar fuero internacional siendo víctima del sistema.
Acción Democrática cumplió con la opción A.
Primero Justicia cumplió con la opción B.
El resto de los partidos de la alianza MUD entiende que no tiene resonancia actualmente en los votantes.
Ante tan angustioso escenario en el cual la velocidad con la cual se tienen
que tomar decisiones políticas sobrepasa la capacidad de adaptación del
ciudadano, en donde no ha terminado de asimilar una información cuando ya el
escenario es otro, la improvisación y la capacidad de decidir acertadamente se
convierte en la brújula alocada de los políticos. A fin de cuentas, en términos
generales, solo sabemos si hemos realizado la elección adecuada al comenzar a
ver los resultados.
El vacío social no existe. En la “teletragedia” venezolana el piloto
automático del chavismo sigue
funcionando a la perfección. Esto seguirá ocurriendo hasta que el liderazgo
político pise tierra. Creo que al contrario de las culebras, la venezolana no
se mata por la cabeza. A menos que terminemos con una salida de fuerza, cada espacio
desocupado por un demócrata será ocupado por un chavista.
No se resiste abandonando el juego. ¿Qué hubiese pasado, por ejemplo, si en
una suerte de baile psicótico se jugase como juegan los chavistas y luego de
juramentarse ante la ANC, los gobernadores también hubiesen sido juramentados
por la AN? ¿Acaso no es esa la fórmula mágica que aplican los chavistas para
mantener el poder? ¿Recuerdan que Chávez hablaba de Mao y de Nietzsche a la vez
y hacía que las masas le aplaudieran a rabiar? ¿No es el caso venezolano
absolutamente inédito que requiere de formas de lucha absolutamente inéditas?
Acompañado de una serena y aplomada explicación, la gente tendría una
visión más clara de lo que hacen los políticos de la MUD, que la mayor parte
del tiempo es percibida desde fuera como contrahecha y desordenada. El balance
hasta ahora es un aumento del poder del chavismo como fuerza política y una
oposición absolutamente atomizada y acéfala.
El chavismo apuesta a las más grotescas prácticas ventajistas que inducen a
que las masas entren en desesperanza de manera estrictamente planificada. Aunado
a esto, por la repetición de fracasos progresivos por parte de la MUD, cada
hora en Venezuela avanza la antipolítica, cunde el desánimo y aumenta el
espíritu abstencionista, lo cual hace fácil predecir que perderemos las
elecciones de alcaldes sin necesidad de que el chavismo haga trampa y Maduro se
perfila sin contrincante a triunfar en las elecciones presidenciales del
próximo año.
El elemento pedagógico fundamental de los partidos políticos, en el cual
los mismos le explican a las personas las razones de por qué hacen lo que hacen
no está funcionando. El chavismo, por el contrario, no abriga contradicciones.
Como lo estudio, admiro y respeto, considero necesario dedicarle estas
líneas al Profesor Fernando Mires porque francamente, el neotelegrama “posmoderno”,
que llaman twitter, me parece poco adecuado para cualquier intento de debatir.
Umberto Eco fue claro al respecto.
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