Escribir desde la
terquedad del solitario es un acto que sin duda debe tener algún sentido. Salvo
quienes tendemos a escribir y alguna que otra vez retomamos esta reflexión, en
realidad eso de darle estructura a la escritura no es asunto de quien escribe
sino de quien lee. Se escribe por un elevado sentido de necesidad, pero sobre
todo por un apego a la grandilocuencia sin el cual el acto literario no tendría
fundamento. En general, quienes escribimos tenemos confianza en lo que hacemos,
independientemente de que se trate de un sinsentido o si es que fuese el caso,
el sentido se lo habrán de encontrar otros.
De viajes y otros enredos
Viajar, aunque sea de
manera placentera, supone un esfuerzo. Incluso si lo hacemos en la más aventajada
de las clases, se necesita fortaleza para emprender cualquier viaje. De eso más
o menos se le fue parte de la vida a Ulises o a quien encuentra en el viaje el
sentido de la vida o la manera de sobrellevarla (sobrevivir). La aquiescencia,
tan necesaria en ciertos momentos de la existencia, también puede significar la
muerte para algunos. De ahí que el movimiento, sin estar sobrevaluado, es una
instancia a la cual apelo con frecuencia. Me es tan propio viajar como respirar
y en eso se me va parte del interés vital o formulado de otra manera, todo
viaje representa un encuentro consigo mismo, pero, sobre todo, el viaje es la
perpetuación inmediata de cualquier intento de trascender. Al viajar
desarrollamos un movimiento que acaba con actitudes estáticas. A fin de cuentas,
aquello que se mueve, potencialmente está relacionado con lo que se encuentra
vivo.
Economía para vivir
El dinero sirve para
comprar cosas que nos aligeren el viaje de la vida. Visto desde esa dimensión,
la plata puede tener un lado ligero y amable. Siempre que se pueda aspirar a
trabajar para el buen vivir, el trabajo es bueno. Si el trabajo no sirve para tener
un sueldo mínimamente aceptable, no tiene mucho fundamento. Atesorar dinero por
el afán de hacerlo es tan vacuo como vacía la existencia de quien lo hace. En
asuntos económicos, a veces pasa que no se necesita ser tan avispado para hacer
alguna fortuna. Los ejemplos abundan y los mercaderes de todos los tiempos son
el mejor ejemplo. Un trabajo tan elemental como el del comerciante, genera
mucho más dinero que el del hombre de pensamiento. De ahí que vale la pena
pensar (filosofar) si genera satisfacción personal.
La pobreza de la
política
Cada vez me alejo más
de la política, lo político y de quienes cultivan esas horrendas disciplinas. Me
place más vincularme con artistas, músicos, escritores o quienes encuentran en
la bohemia una mejor manera de sobrellevar su vida. El análisis político es
intrascendente por dos razones: En primer lugar, porque es un espacio en el
cual ya no queda nada por aportar y en segundo lugar porque no hay manera de
que quien ejerza la política no termine por envilecerse. De ahí que hay una
ruptura clara en mi modo de conducirme y en los asuntos que me interesan, que
no es otra cosa que volver a las cosas que siempre me han apasionado y dejar a
un lado los lastres que con frecuencia nos hacen guiños.
Publicado
en varios medios de comunicación a partir del lunes 26 de diciembre de 2022
(incluyendo el diario El Universal de Venezuela -27-12-2022).
No hay comentarios:
Publicar un comentario