El nacimiento y la
muerte son procesos naturales, considerados tradicionalmente como el comienzo y
final de la vida, pero su impacto psicológico y su significado personal varían
sobremanera. El nacimiento se espera con
emoción y optimismo, pero casi siempre se evita la muerte, incluso cuando se
cree en el más allá.
El Mundo Occidental,
tecnológico y orientado a la juventud, tiene el curioso hábito de negar y
evitar la muerte al mismo tiempo que muestra una extraña preocupación por ella;
sobre todo en los medios masivos, aunque en éstos podemos desligarnos de ella y
pocas veces pensemos que nos ocurrirá a nosotros. Creemos que los asesinatos y
los accidentes fatales sólo les suceden a los otros.
En periodos anteriores
de la historia, la muerte era un acontecimiento familiar. En general, tenía
lugar en casa, en presencia de los pacientes que cuidaban al moribundo hasta el
final. Incluso después del fallecimiento, los detalles de preparar el cadáver para
el funeral eran un asunto familiar y comunitario.
En cambio, en el siglo
XXI, hemos convertido la muerte en una especie de “maravilla tecnológica”. En
el hospital, el personal médico atiende sus necesidades y los parientes se
limitan a estar presentes. En muchos sectores de la sociedad occidental, los
empresarios de pompas fúnebres preparan el cadáver para los ritos finales y el
entierro; y el cuerpo se vela en una funeraria. En general, se limita mucho el
contacto con el moribundo antes y después del deceso. De ahí que algunos
señalan que vivimos en la era de la “muerte invisible”.
la negación es un
mecanismo de defensa muy común para afrontar el estrés – simplemente nos
negamos a ver la realidad o nos negamos a aceptarla -, pero puede resultar
contraproducente. Afrontar de manera activa la muerte significa tomar las
precauciones realistas respecto de los peligros de la vida sin limitarnos de
manera innecesaria. Hemos de aceptar las limitaciones de la vida y nuestra
vulnerabilidad, aunque estemos rodeados por imágenes violentas e irreales.
A medida que
envejecemos o nos enfermamos, nos damos cuenta de que la muerte no es un hecho
distante y su inminencia cruza nuestra mente cada vez con mayor
frecuencia. Los jóvenes pueden darse el
lujo de desechar estos pensamientos, pero son inevitables en la enfermedad o en
la vejez. ¿Cómo reacciona la gente ante
esta etapa final del desarrollo? Muchos pasan por etapas ordenadas de ajuste
que al final abarcan la aceptación.
Etapas De Ajuste:
Elisabeth Kübler-Ross (1969) fue una de las primeras en estudiar a fondo los
temas de la muerte y la fase terminal. Se concentró en la situación
relativamente breve en que la muerte se convierte en una posibilidad inmediata;
por ejemplo, cuando a alguien se le diagnostica un cáncer terminal u otra
enfermedad que pronto será mortal. A través de entrevistas exhaustivas con
estas personas, identificó cinco etapas en el proceso de ajuste a la idea de la
muerte: negación, ira, negociación, depresión y, finalmente, aceptación.
·
En la etapa de NEGACIÓN, la persona rechaza la posibilidad de fallecer y busca
otras opiniones y diagnósticos más favorables.
·
Una vez que comprende que va a morir, siente
cólera, resentimiento y envidia. Es la etapa de la IRA. Siente frustración de no poder realizar sus planes ni sus
sueños.
·
En la etapa de NEGOCIACIÓN busca formas de ganar tiempo, haciendo promesas y
negociando con su Dios, con los médicos, las enfermeras u otras personas para
alargar la vida, para aliviar el dolor y el sufrimiento.
·
Puede sobrevenir la impotencia o la
desesperación cuando fracasa la negociación o se acaba el tiempo. En la etapa
de DEPRESIÓN el paciente llora las
pérdidas que ya ocurrieron, la muerte y la separación inminentes de su familia
y de los amigos.
·
En la etapa final de ACEPTACIÓN se resigna y se espera la muerte con serenidad.
Las etapas que describe
ELISABETH KÜBLER-ROSS pese a que NO SON UNIVERSALES, nos ayudan a entender los
sentimientos de quienes están a punto de morir.
Cualquiera que sea el
trasfondo cultural, la idea de muerte y sus perspectivas a menudo imprimen un
significado nuevo a la vida del individuo y de la comunidad. Ante la muerte, reconsideramos nuestras
prioridades y nuestros valores cuando tratamos de interpretar nuestra propia
vida. La muerte del líder de una comunidad o de una figura pública, depura los
valores individuales y comunitarios. Con
todo, las muertes más comunes a menudo contribuyen de igual manera a definir el
significado del valor, la lealtad, la bondad y la virtud en una forma personal
y duradera.
Independientemente de
sus circunstancias, la muerte forma parte de la naturaleza. Es innegable y
definitiva. Afecta a los miembros de todas las especies. Siempre se debatirá lo
que está más allá de la muerte para cada uno de nosotros y probablemente la
ciencia nunca nos lo revele; pero lo que está más allá para el Homo sapiens es una nueva vida para el
que vendrá después.
Publicado en varios
medios de comunicación a partir del 21 de noviembre de 2021, incluyendo el
diario El Universal de Venezuela (22-11-2022).
El texto original aparece en el libro de mi autoría Los cambios psicológicos. Consejo de Publicaciones de la Universidad de Los Andes, Venezuela. 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario