A veces
siento que estoy en deuda con Milan Kundera por haber tenido el infinito gusto
de leerlo. Entonces escribo nuevamente sobre él.
Milan
Kundera es un escritor checoslovaco nacido en 1929. Se afilió al partido
comunista al término de la segunda guerra mundial y fue expulsado del mismo en
1948. Profesor de la Escuela de Estudios Cinematográficos de Praga, perdió su
cargo tras la invasión rusa (1968). Sus obras fueron retiradas de la calle, y
desapareció de los manuales de literatura. En 1979 fue privado de su
nacionalidad checoslovaca por la publicación de la obra «El libro de la risa y
el olvido». Representa al escritor «total», en sentido de que su obra alcanza
la perfección en la novela, el cuento, el teatro, el ensayo y la crítica
literaria.
Estas son
algunas notas que deseo compartir por entregas, pues de su producción literaria
me he dedicado a estudiar los siguientes libros: 1. La broma.
Novela (1967). 2. El libro de los amores ridículos. Cuentos (1968).
3. La despedida. Novela (1973). 4. La vida está en otra
parte. Novela (1973). 5. El libro de la risa y el olvido.
Novela. (1978) 6. Jacques y su amo. Obra de teatro en homenaje a
Diderot (1981). 7. La insoportable levedad del ser. Novela (1984).
8. El arte de la novela. Ensayo. (1986). 9. La inmortalidad.
Novela (1989). 10.Los testamentos traicionados. Ensayo (1993). 11. La
lentitud. Novela (1995). 12.La identidad. Novela (1997). 13.La
ignorancia. Novela (2000). 14.El Telón. Ensayo (2005). 15. La
fiesta de la insignificancia. Novela (2014).
Sus primeras
obras van a estar muy condicionadas por elementos políticos, cuyo eje central
es la crítica a los regímenes totalitarios y cómo se ven afectados los
personajes de la novela por la política, desde la forma de plantearse aspectos
elementales de la existencia, hasta la manera de vinculación interpersonal de
la gente.
En «La
broma» (1967), un personaje quiere impresionar a la joven con la cual galantea
y escribe en una postal «para herirla, asombrarla y confundirla: ¡El optimismo
es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva Trotski!
Ludvik». El gesto, pilar fundamental de esta novela, le cuesta caro. Tiene que
pagar con la pérdida de su libertad la supuesta arremetida contra el régimen.
El personaje es denunciado por la propia joven con la cual mantiene una
relación afectiva. Kundera es meticuloso cuando narra la forma en que es vejado
por soldados adolescentes encargados de su custodia. El contenido es
eminentemente político. Una crítica al totalitarismo imperante en su vida, pero
particularmente cómo afecta la conducta de las personas con las cuales se
vincula.
«El libro
de los amores ridículos» (1968), tiene un carácter más lúdico. Orienta su obra
literaria hacia escenarios de mayor profundidad psicológica. Sin embargo, el
contenido de lo político sigue presente y el autor se vale de la ironía «…los
mártires son quienes tienen permitido reafirmarse placenteramente en su dulce
inactividad al confirmarles que la vida no ofrece más que una disyuntiva: ser
aniquilado o ser obediente».
En «la vida
está en otra parte» (1973), el autor exacerba sus cualidades irónicas al
construir un personaje. Se trata de un poeta «revolucionario» que llega incluso
a elaborar los «versos socialistas acerca de la muerte». El poeta expresa en
sus letanías el deseo de poder relatar sólo historias de amor: «¡Es tan
agradable relatar este tipo de historias! ¡Qué maravilloso sería poder
olvidarse de aquella que ha sorbido la savia de nuestras cortas vidas para
poder emplearla en sus vanas obras, qué hermoso sería olvidarse de la
Historia». El controvertido tema del artista «comprometido» y la potencial
mengua de su capacidad artística.
En «La
despedida» (1973), la seducción y el erotismo se entremezclan con el contexto
político: «… lo que lo impulsaba a conquistar a las mujeres era el deseo de
venganza, era la tristeza y el descontento o la compasión y la lástima, el
mundo de las mujeres se confundía para él con su amargo drama en este país, en
el que había sido perseguidor y perseguido y donde había vivido muchas peleas y
pocos idilios».
En «El
libro de la risa y el olvido» (1978), sigue siendo el totalitarismo el
escenario donde se mueven sus personajes: «Mirek es un corrector de la historia
igual que lo es el partido comunista, igual que todos los partidos políticos,
que todas las naciones, que el hombre. La gente grita que quiere crear un
futuro mejor, pero eso no es verdad. El futuro es un vacío indiferente que no
le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos
excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los
hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan
por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se reescriben
las biografías y la historia».
Kundera
representa la paradoja genial de aquello que nos divierte y a la vez nos
condena.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela, el 12 de junio de 2018.
Ilustración:
@dumontdibujos
Enlaces:
https://www.eluniversal.com/el-universal/11936/eterno-retorno-a-milan-kundera
http://www.opinionynoticias.com/opinioncultura/32850-perez-l
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