martes, 28 de febrero de 2017

La Travesía. Parque Nacional Sierra Nevada

El viernes 24 de febrero de 2017, junto con Raúl Dávila, miembro fundador del grupo de montañismo Bella Giornata, realizamos La Travesía por el Parque Nacional Sierra Nevada.
El 24 de febrero acampamos en la laguna La Coromoto.
El sábado 25 llegamos y acampamos en la laguna Verde, para hacer junto con el legendario montañista Michelle Uzcátegui y el amigo Víctor González, un ascenso al pico Humboldt el domingo 26, logrando alcanzar la cumbre . 
El lunes 27 llegamos a la laguna El Suero, subimos el famoso Chomajoma y acampamos en el lugar conocido como Los Albornoz.
El Martes 28, Raúl Dávila junto con Michelle Uzcátegui y Víctor González hicieron un espectacular ascenso, logrando alcanzar la cumbre del Pico Bolívar. Luego llegamos hasta Pico Espejo y regresamos a la ciudad de Mérida por el Teleférico. 
El camino hacia la laguna La Coromoto



Laguna La Coromoto



El paso por Puente Quemado



En Puente Quemado hacia la laguna Verde


Llegando a la laguna Verde bajo una granizada



Raúl Dávila reposando en el glaciar del Humboldt



En el glaciar del Humboldt



En el glaciar del Humboldt



Laguna El Suero. El aviso señala el camino hacia el Chomajoma


La laguna Verde desde lo alto del Chomajoma



Al fondo Picos Humboldt y Bompland 



Picos Humboldt y Bompland 



En Timoncito



Timoncito. Espectacular lugar. Llama la atención el hermoso color del agua



Distancias aproximadas de La Travesía, sin contar las cumbres


domingo, 19 de febrero de 2017

Laguna del Santo Cristo

El 17 de febrero de 2017, desde la población de Gavidia, realizamos el recorrido de montaña hasta llegar a la Laguna del Santo Cristo (3900 m.s.n.m.), la cual es la laguna de montaña más alta de Venezuela. 
El día 18 le dimos la vuelta completa a la laguna.  
Regresamos a la ciudad de Mérida el 19 de febrero de 2017.
GRUPO DE MONTAÑISMO 'BELLA GIORNATA'
Laguna del Santo Cristo. 3900 m.s.n.m. 


Laguna del Santo Cristo. 17-02-2017


Para darle la vuelta completa a la laguna, fue necesario realizar cierto nivel de escalada libre


El 18 de febrero de 2017 le dimos la vuelta completa a la laguna


Extraordinaria vista de la laguna del Santo Cristo


Dándole la vuelta completa a la laguna del Santo Cristo


Mientras hacíamos el recorrido completo alrededor de la laguna del Santo Cristo


Al otro extremo de la laguna se aprecia este profundo acantilado


Con el montañista y fotógrafo Eduard Arboleda dándole la vuelta a la laguna del Santo Cristo


Laguna del Santo Cristo. Lado contrario al campamento base


Laguna del Santo Cristo. 3900 m.s.n.m


Un buen chapuzón en la laguna del Santo Cristo, luego de haberle dado la vuelta completa 


Preparando el cafecito al momento de salir el sol. 
19-02-2017


De regreso de la laguna del Santo Cristo. 
Luego de esta hermosa laguna con isla, se comienza a ver el pico Humboldt


Eduard Arboleda con el pico Humboldt de fondo


Pico Humboldt


De regreso el 19-02-2017. Al fondo se aprecia el Pico Humboldt



En el Alto de Santo Cristo. 4200 m.s.n.m.


Con mis amigos Hilarión Araujo, Pedro Rada y Trino Baptista en la laguna del Santo Cristo.   


martes, 14 de febrero de 2017

Historia universal de la ironía


En los diálogos de Platón, el personaje llamado Sócrates sigue una manera estructurada de formular los distintos asuntos propios del pensamiento. Comienza planteando algunos problemas aparentemente simples (como la belleza) y se declara al mismo tiempo incapaz de resolverlos, fingiéndose ignorante y alabando simultáneamente las capacidades del adversario. De esta forma lo inducía a elaborar una teoría (una contradicción oculta), que en una segunda etapa debía abandonar con enojo y vergüenza debido al acoso de las persuasivas refutaciones de Sócrates. 

Para obtener este espectacular cambio de escenario, el filósofo utilizaba juegos de palabras, ficciones dialécticas, y sobre todo, “hablaba de forma distinta a como pensaba”. La ironía consiste en esta simulación del pensamiento, diferente tanto de la verdad como de la mentira. El significado griego del término ironía es “disimulo”: una forma de comunicación en la que se dice una cosa afirmando otra, a menudo lo contrario y en muchas ocasiones hermanada con la risa. Creo que la Venezuela del presente no es un ejemplo de ironía Socrática, pero sí de ironía existencial.

Mi vida ha estado vinculada con la Universidad y la docencia. El debate es parte de cada día en esa experiencia que se halla entramada en la búsqueda del conocimiento y el cuestionamiento de lo que se tiene por cierto. No sólo debatir como un ejercicio intelectual de quien hace vida en la academia, sino que usualmente, y de manera pública, cada enunciado que expreso es sometido a cuestionamiento por parte de quienes participan en esa dinámica.

Por más espinoso que pueda ser el tema y por más polemista que en ocasiones haya podido parecer, el debate es tan propio de la dinámica de la vida, que sin el mismo, la existencia es una mengua. Entre gente pensante, lo polémico y lo tendiente  a ser confrontado no debería tener mayores complicaciones, si se sabe manejar sin el fanatismo que en ocasiones ensucia el pensamiento. Una de las cosas que lamento en estos tiempos que vivimos los venezolanos es la poca capacidad de debatir, de amablemente controvertir y exponer de manera pública lo que pensamos, en un esfuerzo porque sea la razón y no el atropello lo que impere.

Hace rato que perdí la cuenta de cuántas ciudades con el nombre de “Mérida” existen en el planeta tierra. Lo cierto es que vivo en una de ellas y hago vida académica en la Universidad de Los Andes. La Mérida en donde habito, incluso en los tiempos que corren, gira en torno a la universidad. Muchos han sido los intentos porque esta supremacía de lo universitario sea diluida, mas es posible que este lugar sea uno de los que tiene mayores egresados universitarios por población. La universidad autónoma de carácter gratuito en donde transcurre mi vida creó un igualitarismo social que permitió una culturización de elevada calidad a personas provenientes de los más disímiles orígenes.

Dado que la ciudad de Mérida es la ciudad universitaria venezolana por antonomasia, no es raro que el protagonismo de los egresados de la Universidad de Los Andes en los más distintos escenarios de la nación tengamos el mismo origen: la academia.

Mérida es la cuna cultural que a través de su universidad, no solo proporcionó una formación intelectual a miles de connacionales, sino por una causalidad propia de los alcances que conlleva lo que expreso, desde Mérida se han gestado los más disímiles prohombres y las más variadas personalidades. Basta con repasar la plana mayor de los líderes políticos que están dirigiendo actualmente la nación o las personas más destacadas en los temas propios del conocimiento, para darnos cuenta que tenemos  la misma raíz: la ciudad de Mérida y La Universidad de Los Andes. Pero como en la antigua Atenas, no podía faltar la ironía propia de la vida y en vez de estar hermanados para la construcción de un mejor país, las circunstancias inducidas nos han colocado en aceras encontradas.

¿Qué pasaría si la confrontación y la no aceptación del otro dejasen de ser tal y como universitarios tratásemos de desarrollar fórmulas comunes para tejer un mejor país? ¿Qué pasaría si creásemos puentes entre quienes pensamos diferente y en vez de generar algarabía tratásemos de crear consenso en lo que nos une y no fomentar lo que nos separa? ¿Qué pasaría si los mejores venezolanos, tanto quienes dirigen la nación como quienes nos dedicamos a mantener las bases que mantienen la estructura social, asumiésemos la amabilidad y no lo beligerante como forma de inter-vincularnos? ¿Acaso no seríamos una potencia como nación y un país al cual admirarían todos los demás?

Conmino a quienes han hecho vida académica en el mismo espacio en el cual yo la hago que recuerden lo amable que ha sido la universidad con cada uno de nosotros y en vez de atacar a quienes tenemos otras maneras de ver la vida volvamos a la raíz original en la cual fuimos formados.


¿Qué pasaría si así se planteasen las cosas en Venezuela?


Twitter: @perezlopresti

Publicado en el diario El Universal de Venezuela el lunes 13 de febrero de 2017


Ilustracion: @odumontdibujos



lunes, 6 de febrero de 2017

Trumpmanía


Expertos en el difícil arte de pronosticar el futuro, comenzaron por aseverar que era imposible que Donald Trump fuese candidato a la presidencia de los Estados Unidos. Luego se rajaron las vestiduras, señalando que no era viable que ganara las elecciones. Después de haber vencido electoralmente, aseguraron que no iba a poder ser congruente con la retórica que había usado en la campaña y una vez que su discurso y sus acciones comenzaron a ir de la mano, siguen señalando la imposibilidad de que se materialice lo que ya dejó hace rato de ser palabra para convertirse en acto.

A mí todo esto me produce una especie de reminiscencia y por más que evito tocar el tema, me cuesta mantenerme alejado del mismo, porque una cosa es lo que las personas quieren que sea la realidad y otra muy distinta lo que las cosas son. Este ser de las cosas tiene una explicación y esa manera de acercarnos con argumentos sopesados a los distintos fenómenos sociales tiene una razón que los mantiene.

El fenómeno de Donald Trump es en realidad un proyecto político de vieja data que tiene un antecedente palmario: Ya antes había apostado por ser el presidente de la nación más poderosa del planeta. La banalización de su proceder o las burlas que se han tejido en contra de Trump no han hecho sino realzar su figura, lo cual tiene una lógica que lo sustenta. Fiel a la receta de la antipolítica de mostrarse como un enemigo de las élites, el líder norteamericano ha puesto al mundo entero a girar en torno a él. Ha criticado a los políticos tradicionales de su país, la manera como se ha venido manejando la dinámica económica de su nación, pero particularmente ha clavado la diana con exactitud en el corazón de esencia de la antipolítica: Los medios de comunicación.

En una sociedad existe toda clase de actores y cada uno juega un rol fundamental en la dinámica de cualquier pueblo. Los educadores hacen sus funciones de canalizar las vocaciones de las juventudes, los deportistas forman parte del mundo del entretenimiento, los políticos a través de sus malabares se encargan de evitar la barbarie, las fuerzas del orden público deben garantizar la seguridad de los ciudadanos, los periodistas deben informar tratando de ser lo más objetivos posible y los payasos de los circos son los encargados de hacer reír.

El problema con Trump es que logra impregnar de política a todos los sectores de la población al punto de que los políticos se terminan convirtiendo en bárbaros y la sociedad en general se sobrepolitiza” y hasta el momento ese es el saldo que lleva el presidente de los Estados Unidos a su favor. No tengo idea si el proyecto de Trump sea o no viable a la larga, lo que sí sé es que hasta el día de hoy marcha y ese logro tiene varios elementos que lo ha consolidado, de los cuales me referiré a algunos.

Uno de los logros operativos es haber cohesionado el enemigo interno y el enemigo externo en un solo adversario: Los mexicanos. Sin un enemigo externo y uno interno, ningún nacionalismo es viable. Lo interesante es que en el caso que nos ocupa se logra la materialización de esos dos frentes en uno solo, con todas las implicaciones negativas que conlleva, pero con el claro propósito de crear una cohesión emocional de las bases que sustentan su poder. Los nacionalismos requieren de adversarios que generen movilización sentimental pasional en los seguidores del líder.

Otro es haber creado un enfrentamiento entre pares. Personas a favor y en contra su mueven con las emociones a flor de piel, unos para adversarlo de manera airada y otros para apoyarlo en forma tozuda, lo cual es apenas el comienzo de un proceso de confrontación imprescindible, sin el cual Trump desaparecería como el fenómeno político que es. No se debe caer en la banal descalificación de sus atributos, porque detrás de él hay un enorme equipo de personas, de las mejores formadas en el arte de la política, asesorándolo y enseñándole cada detalle de los asuntos que desconoce. El presidente de los Estados Unidos no juega solo y su equipo lo ha llevado nada menos que a ser el hombre con más poder en el planeta.


A mi juicio el asunto más importante en torno a todo este fenómeno es el de los medios de comunicación. Como un enjambre, desde una posición ajena a la objetividad y en una actitud tan o más fanática que la del propio Presidente, la posición anti-Trump hace que todo gire en torno a él. Cuando un medio de comunicación se fanatiza pierde credibilidad. Eso es elemental. La histeria mediática termina por fortalecer a quien atacan en conjunto, porque en realidad no hay manera de ridiculizar al líder y cada afrenta contra él es una agresión contra todos los que votaron por él. De ahí que el papel de los medios, al perder su objetividad y pasar a ser un actor político, paradójicamente favorece a quien en estos momentos representa a millones de estadounidenses que asumen cada ataque contra su líder como algo propio, pues desde lo valorativo, todo es personal.



Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 06 de febrero de 2017

Enlace: http://www.eluniversal.com/noticias/opinion/trumpmania_638191


Twitter: @perezlopresti

Ilustracion: @odumontdibujos 

domingo, 5 de febrero de 2017

Montañismo 2017

En la base de la Sierra Nevada de Mérida. Entrenando y planificando los ascensos del 2017. Al fondo: Las distintas rutas



Entrenando a lo Rocky Balboa para comenzar los ascensos del 2017




En la base de la Sierra Nevada de Mérida




Parque Nacional Sierra Nevada




Las distintas rutas de montañismo del Parque Nacional Sierra Nevada. Mérida. Venezuela

jueves, 2 de febrero de 2017

Realistas y plañideras


Ha sido una larga costumbre de algunos pueblos de la tierra, que cuando una persona se muere se le rindan los honores luctuosos y se exprese el dolor a través del llanto. Pero ese llanto no sólo es de los seres queridos y en algunos casos ni siquiera es de las personas cercanas, sino que se contrata a unas mujeres cuyo oficio es llorar. El nombre que recibe es el de plañideras” y pocas cosas pueden ser tan desgarradoras como el llanto de ellas, porque por una parte lloran con un frenesí mayor que el que puede emitir deudo alguno, pero por otro lado, ese llanto no se acompaña de ningún dolor real. Es por profesión.

El llanto como oficio puede ser mucho más desgarrador que aquel emanado por una persona sufriente, solo que el primero es más lastimoso, por su carácter teatral, lo cual lo hace siniestro, generador de toda una atmósfera enrarecida.

En la Venezuela de nuestros días, con tantas penurias por superar, pocas cosas pueden estar tan mal ubicadas como la presencia de plañideras, en particular de plañideras políticas. Cada día aparece un llorón que en vez de colaborar con la búsqueda de soluciones concretas y salidas a los graves problemas, se dedica a sabotear lo que otros hacen con fines propositivos y entusiastas. Es como si en medio de un partido de fútbol, a un grupo de jugadores les diera por tratar de hacer autogoles de manera sistemática y jugar contra el propio equipo.  

En la adversidad, el político debe mantener una mayor actitud combativa, porque los ciudadanos que debemos sobrevivir cada día así lo hacemos. Nada más molesto y desalentador que echarse al desánimo, porque la vida es lucha y esa eterna lucha que significa vivir consiste en no dejarse arrebatar los derechos adquiridos y juntar todas las energías posibles para conquistar o hacer cumplir todo aquello que por justicia nos pertenece.

La gran épica venezolana es aquella que se hace cada día. La hace el ciudadano común, pero es deber de quienes se dedican a la actividad política como profesión (o vocación), el mantener las banderas de lucha lo más alto posible. Esa brega pasa por las cosas más elementales, como el no dejarse quitar los espacios conquistados. Cuando comenzó el proceso de descentralización en nuestra nación, fueron muchos sus adversarios y la conquista de esos derechos requirieron enormes esfuerzos. El siglo XX venezolano deja como trofeo el haberse concretado la posibilidad de elegir de manera universal, directa y secreta a nuestros más cercanos líderes políticos y no fue cualquier cosa ese logro.

En estas dos décadas  transcurridas, a pesar de que se habían logrado avances respecto a la descentralización del poder, resurge la tendencia de volver a la concentración de poder, característica que había sido superada y era propia del siglo XIX y gran parte del siglo XX.   

Se equivocan de medio a medio quienes hacen trastadas políticas y saboteos en pleno juego, apelando a una especie de épica delirante, histérica y francamente despreciable, esgrimiendo argumentos descontextualizados como: “Marchas sin retorno, toma de Miraflores, elecciones generales y constituyente ya”. Pareciera que vivieran en el mundo de las imposibilidades y no en la tierra de lo posible. Quienes querían remover al presidente de su cargo, como por un extravagante hechizo, ahora se niegan a luchar porque se cumpla la ley y se concreten las elecciones regionales.

De manera operativa, en estos momentos, y por un cronograma que existe, lo que está planteado es la posibilidad de que en Venezuela se realicen este año las elecciones regionales. La épica de los líderes locales es precisamente hacer una urgente conexión con las bases sedientas porque se continúe con los frutos que constituyeron la conquista del parlamento por parte de diversos sectores políticos que representan disímiles intereses de los venezolanos. No entender lo político como progresivos cambios sociales que quiérase o no se van a dar, es como ver una película y no entenderla.

Es fácil ver los errores cometidos desde la distancia. Haber descuidado el hecho palpable de política real que significa el poder elegir a nuestros representantes más cercanos debe hacernos replantear las nuevas estrategias de los ciudadanos de la polis. Eso pasa por rechazar a quienes quieren transgredir la ley, fomentar la violencia y propiciar el llanto de quien sólo se queja y no contribuye a la solución de los asuntos propios de nuestra nación.


La continuación de este proceso de cambios ya iniciados pasa por la legítima, legal e impostergable materialización de las elecciones regionales, base política sin cuya concreción no habrá cambios positivos en nuestra nación. Tal vez sea hora de dejar de escuchar los más enrarecidos discursos y en vez de mimetizar el trabajo de las plañideras, en una infinita queja llorona de falsos dolores, apoyemos a quienes deberán ser nuestros más cercanos aliados: Los líderes de las regiones. Por cierto, ya yo tengo mi candidato.


Twitter: @perezlopresti

Publicado en el diario El Universal de Venezuela el lunes 30 de enero de 2017



Ilustracion: @odumontdibujos