Muchos venezolanos, incluyendo influyentes economistas con credibilidad en
vastos sectores de la población, habían
apostado a que las malsanas prácticas de carácter económico que ha venido
implementando el actual régimen, habrían de debilitar al sistema político al
punto de generar conflictividad extrema, que terminaría en un fenómeno social
de carácter convulso en los sectores más empobrecidos. Se equivocaron. Algunas
razones podrían explicar este hecho:
1) Durante los gobiernos de Acción Democrática y COPEI, incluyendo el
gobierno de Caldera, se sembró en nuestros compatriotas la idea de que la dádiva
y no el estímulo al esfuerzo para el desarrollo del trabajo productivo, era la
respuesta que los ciudadanos debían esperar de sus gobiernos. Desde 1958 hasta
el día de hoy, hemos sido sometidos a un proceso de condicionamiento social
(amaestramiento) en el cual se nos da recompensas por apoyar a un determinado
factor político.
2)En 16 años, se fomentó el divisionismo entre conciudadanos. El
revanchismo, la envidia, el odio y el deseo de hacer daño a otros minó el alma
del venezolano. El discurso divisionista es la más efectiva de las peroratas
para mantenerse en el poder. Dividir mantiene el sistema. La unión de los
venezolanos sería la debacle de un régimen que opera desde sustratos marxistas.
Hay que recordar siempre que Marx fue profundamente influenciado por los
trabajos de Charles Darwin. De allí la idea de promover la lucha de clases.
3) El clientelismo político actual es el mayor en nuestra historia. Hemos
llegado a casos como el de PDVSA, la gallina de los huevos de oro, que pasó de
tener una nómina de alrededor de 20 000 trabajadores a más de 100 000. La
dependencia directa del Estado omnímodo hace que el escandaloso número de
empleados públicos, en una gran mayoría, sean defensores de un gobierno que les
garantiza sus salarios. El hecho de que muchos de estos trabajadores estén
contratados y no fijos (política de Estado), garantiza su apoyo al sistema.
4) Ha surgido una nueva clase socioeconómica que no sólo defiende al actual
sistema de gobierno de manera visceral, sino que se ha beneficiado directa e
indirectamente de los privilegios de ser parte del “proceso”. Esta clase social
que emergió rápidamente, puede comprar viviendas en sectores de elevado
costo, ha logrado viajar por el mundo y
ha convertido lo "glamoroso" en una manera de vivir.
5) La estrategia de crear “misiones”,
lejos de ser un modelo de seguridad social, se ha transformado en una
abominable caja de Skinner. Los venezolanos nos hemos vuelto dependientes del
sistema al punto de que las colas para obtener productos básicos ya forman
parte de la dinámica de las ciudades. Las personas han perfeccionado métodos
para saber cuándo y dónde salir corriendo a conseguir lo básico para la
subsistencia. Las filas se han vuelto una especie de “normalidad”, pues al
final, una gran mayoría de los que hace
cola durante horas, sale con sus rollos de papel higiénico, sonrisa en labios.
Algunos para revenderlo.
6) El petróleo sigue dando para mantener cualquier sistema de recompensas básicas. En Venezuela no hay hambruna. El rol del poderoso aparato comunicacional del Estado-Gobierno ha sido fundamental para que no haya una ruptura política en la nación. El triste papel de las encuestadoras y sus representantes, al sostener la tesis de que la economía acabaría con el socialismo a la venezolana es falsa mientras la renta petrolera siga pagando lo elemental para vivir.
8) Ha sido política de Estado que las formas de conducirse más ladinas
hayan invadido el alma de la República. La manera como muchos venezolanos se
ganan la vida es sólo comparable a los tiempos más escandalosos de la
picaresca. Gente que ha vivido de “raspar” tarjetas en el exterior, de revender
desde leche hasta baterías robadas, de apegarse al mensaje político originario
de toda una tragedia que premia la mediocridad. La pericia se ha banalizado al
extremo de que la improvisación es la norma. El sistema aúpa estas prácticas.
7) Como consecuencia de lo anterior, durante 16 años la viveza se ha
exaltado como una virtud, beneficiando a muchos. El pícaro criollo está
viviendo la gran fiesta, en donde desde las instituciones públicas hasta muchos
ciudadanos de a pie, forman una pared impenetrable a mínimos preceptos de
carácter ético. Las coimas y las más insólitas formas de corrupción (burdas y
refinadas) forman parte de lo más profundo de la dimensión humana del
venezolano. Una sociedad amoral es una sociedad perversa.
9) La dirigencia política que piensa en un país mejor ha de cautivar a todo
un conglomerado que deberá ser convencido por propuestas distintas a las que
preconiza un sistema que ampara lo delincuencial y exalta lo mediocre. Es un
reto que se ha de imponer, pues cada día que pasa nos hundimos en nuestra miseria.
El gran legado de estos 16 años es habernos convertido en PORDIOSEROS DE
ESPÍRITU.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 21 de junio de 2014
Enlace: http://www.eluniversal.com/opinion/140621/economia-no-saca-gobierno
Enlace: http://www.eluniversal.com/opinion/140621/economia-no-saca-gobierno
Cada vez que leo la realidad de mi país me entristece, el hecho de solo conocer este gobierno y saber que con la lectura conozco que podemos estar mejor, el poder saca lo peor del hombre y este mismo ha traído es destrucción en todos los aspectos pero lo mas grave son la divisiones familiares.
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