Cuando
Albert Einstein se enteró del atentado que dio fin a la vida de Gandhi, dijo:
“Gandhi ha demostrado que se puede reunir un poderoso séquito humano no sólo
mediante el juego astuto de las habituales maniobras y trampas políticas sino
también mediante el ejemplo convincente de una vida moralmente superior”.
Una
figura legendaria como la de Mohandas Karamchand Gandhi es fascinante no sólo
por lo que ha llegado a simbolizar para la cultura, sino porque es un ejemplo
tangible de cómo un ser humano va mejorando en el curso de su vida al punto de
convertirse en un referente universal.
Para
entender aspectos de la vida de Gandhi y su vinculación con hechos históricos,
vale la pena leer su texto autobiográfico Mis
experiencias con la verdad, en donde el Mahatma cuenta cómo fue modificando
su percepción de la existencia a través del cambio de su manera de pensar y
actuar. La primera edición de su autobiografía fue publicada en dos volúmenes,
el primero de ellos en 1927 y el segundo en 1929.
Gandhi
pertenecía a la casta de los Bania y las tres generaciones de familiares que le
precedieron eran hombres que pudiésemos considerar “pudientes”, vinculados
estrechamente con la política. Es pertinente recordar su frase: “Aquellos que
sostienen que la religión nada tiene que ver con la política, no conocen el
significado de la religión”.
Son
notables dos elementos en Gandhi. El primero es su “temprana” escolarización,
que derivó en estudios formales de leyes en Inglaterra que lo condujeron a
obtener el título de abogado. Es con esta profesión que Gandhi se vincula
inicialmente con ciertas luchas y de ahí nace su tesis en relación con la
necesidad de transgredir la norma como forma de conducirse. Inicialmente era un
fiel exaltador de los británicos y sus leyes, llegando a considerar a los
mismos como un bien necesario para sus connacionales.
La
experiencia de haber trabajado en Suráfrica lo sensibilizó en relación a las
injusticias que se cometían contra los débiles. El anarquismo concebido por
Gandhi lo lleva a la desobediencia de leyes que consideraba injustas por
atentar contra la moral de su pueblo, en un ejercicio de reflexión ética que
deriva en la revelación frente a los británicos y su posterior independencia.
El
otro aspecto es el que se ciñe estrictamente a su vida personal, incluso
íntima, a la cual Gandhi da gran importancia en su autobiografía. El hecho de
haberse casado a temprana edad, en un matrimonio tradicionalmente arreglado,
propio de su cultura, lo lleva a vivir la experiencia de los matrimonios
infantiles y desarrollo de una actitud “celopática” hacia la esposa, que se traduce
en violencia contra ella en el contexto de lo que él va a llamar un “amor
lujurioso”.
Se
consideraba cobarde y lleno de múltiples obsesiones entre las que se encuentra
el temor a los fantasmas, los ladrones, las serpientes, pero particularmente
sentía terror por la oscuridad. Es de antología la recreación de los ataques de
pánico de los cuales era víctima, al punto de llegar a salir corriendo del
tribunal en pleno juicio mientras hacía su trabajo de abogado. Fue fumador y
llegó a hurtar. Su rechazo a comer carne lo llevó a obsesionarse por formular
lo que él denominaba la alimentación “ideal”, y de experimento en experimento,
desarrolló un estreñimiento tan brutal, que con dificultad, tardaba hasta
semanas para poder evacuar. Hábitos que iba desarrollando a la par de su
insólita obra, que se vuelve centro de interés de múltiples disciplinas,
conforme va pasando el tiempo.
Estos
aspectos colindantes con lo humanamente rupestre son las bases sobre las cuales
va a desarrollar un pensamiento de carácter espiritual, vinculado con el
cristianismo y acciones políticas concretas. Es grande la transformación que va
ocurriendo progresivamente en él, al punto de que al final de su vida, enfermo
por las consecuencias de las huelgas de hambre y su estilo de alimentación, se
desprende literalmente de las ataduras materiales propias de la vida cotidiana.
Encarna
la capacidad humana de trascender a las cosas banales y propias de los lazos,
para convertirse en una personalidad de rasgos marcados, con una actitud perseverante
que lo llevaron a cambiar parte de la historia. Pudo nutrirse de variadas
influencias intelectuales, entre las que destaca Así habló Zarathustra, de Nietzsche, convirtiéndose en una persona
de sólida y sabia formación, donde el estudio de religiones comparadas fue de
gran peso.
De
todos estos elementos de su personalidad, es relevante apreciar cómo una ser
lleno de defectos y de excepcionales virtudes que se encontraban inicialmente
latentes, cambia progresivamente para hacer de sí un ente canalizador de un
descontento y una situación que hizo que sus connacionales se sintieran unidos
y fascinados en torno a lo que él era y representaba. Logra trascender a través
de otros, alcanzando una manera de autorrealización que contadas veces vemos en
lo que va de civilización.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el 27 de julio de 2015.
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