Baruch Espinoza (1632-1677), fue un judío de origen español nacido en Ámsterdam,
cuya obra filosófica se encuentra impregnada de lo que se suele denominar
“espiritualidad”. Sus premisas conjugan la razón, la pasión y la fe.
Reformulando las ideas de su maestro René Descartes, que pensaba que existían
dos sustancias, la pensante y la extensa, Spinoza sostiene que extensión y
pensamiento eran apenas atributos de la única sustancia: Dios.
Sustenta la premisa de que Dios se identifica no sólo con lo espiritual,
sino con la naturaleza, por lo cual “toda cosa finita es una manifestación de
la sustancia infinita”. De allí que sus ideas llegan hasta nuestros días,
siendo influyente en el pensamiento de hombres de la talla de Hegel. Como
consecuencia de sus tesis, fue acusado de panteísta y excomulgado. Vale la pena
releerlo cuando pensamos en el bien y el mal, porque su obra ha recobrado
espacios en el siglo XXI, al tener un carácter inspirador. Para Spinoza el odio
es lo que nos castra de nuestra posibilidad de actuar respecto a nosotros
mismos, y, en ese sentido, es una pasión
mustia. Considera que las ideas de un bien y un mal “absolutos” han sido
enclavadas en la historia de los pueblos para fomentar la superstición y el
facilitar a los poderes políticos el dominio de los ciudadanos. La ética de
Spinoza es ajena a la superstición y promueve la firmeza y la generosidad.
Todos estos planteamientos fueron tan apropiados y han llegado a ocupar un
sitio importante en el pensamiento occidental porque en Spinoza la idea de
bondad sobresale por encima de los postulados de otros hombres de ideas,
desde una estructura racional.
Pero así como Spinoza predicó una razón que se estrechaba con la dimensión
“espiritual”, paradójicamente llegó a crear pasiones en su entorno que hicieron
su vida dura y turbulenta. Conforme predicaba lo bondadoso, las crueldades de
sus contemporáneos lo circundaban. Como si lo bueno y generoso tuviese que ir
de la mano con las pasiones demoledoras de lo oscuro y malvado, en una suerte
de equilibrio que lleva de la mano una condición a la par de la otra. El bien y
el mal unidos en un sino infinito de fluctuaciones que se resumen en el canto
popular con la expresión: “En la muerte de Cristo no puede faltar El Diablo”.
A mi juicio la bondad humana es inherente a nuestra naturaleza. Pero no a
nuestra “naturaleza humana” como se suele señalar, sino a nuestra “naturaleza
animal”, en un sentido evolutivo, tangible, pragmático, operativo y primario.
Somos buenos porque en nuestra naturaleza animal la bondad es condición
imprescindible para la supervivencia colectiva. Por ello me niego a aceptar que
nuestra sociedad tenga incrustado actualmente en su seno la existencia de
tantos elementos de carácter autodestructivo que nos llevan a pensar que como
grupo tenemos visos de “sociedad suicida”.
Un pueblo puede y tal vez necesite de la confrontación entre sus pares por
un tiempo limitado, bajo ciertas condiciones particulares. Ello se halla
incrustado en la parte competitiva de lo humano. Lo que es incompatible con el
civismo es que la confrontación entre connacionales sea una manera de
vincularse de forma permanente, por mucho que sea estimulada y aupada desde
estructuras de poder. Lo natural es que para podernos salvar “todos” debe
aparecer la amabilidad, la compasión y el respeto, en especial el respeto y
exaltación por la vida y todo lo que sea inspirador. Una sociedad que predica
el culto a la muerte y no respeta la vida está condenada a su propia
aniquilación.
Espero que esa bondad tatuada en nuestro código genético, perfeccionada por
la historia filogénica de nuestra especie, sea la que aparezca entre tantas
pasiones oscuras y sentimientos encontrados. Que el deseo natural por vivir y
salvaguardar la vida sea quien venza en esta especie de competencia infinita de
fuerzas para hacerse del poder y control social, cuando desde el comienzo era
obvio que se trataba de una batalla perdida. Nuestra generación ha de retomar
la senda del bien, porque tal como nos estamos conduciendo, no hay posibilidad
de que surjan vencedores.
Baruch Spinoza es un ejemplo de perseverancia cuando se cree en un sistema
de pensamiento que excluye la idea de odio. Fue tan importante su obra, que
activó persecuciones ilimitadas al punto de que se le aplicó el “herem”, que es
una maldición eterna, que prohibía a cualquier miembro de la comunidad judía
dirigirle la palabra, relacionarse con él, acercársele físicamente, leer sus
libros o estar bajo el mismo techo. Intentaron apuñalarlo en Ámsterdam y sobre
su tumba, una mano siniestra escribió: “Escupe sobre esta tumba: Aquí yace
Spinoza. ¡Ojalá su doctrina quede aquí sepultada y no se propague su
pestilencia!”
A más de 300 años de su desaparición física y a pesar de todas las fuerzas
malignas que se opusieron a su pensamiento esperanzador y bien logrado, lo
seguimos leyendo e invocando, pues dejó un legado que guía y da sosiego.
Publicado en el diario El Universal de Venezuela el lunes 01 de junio de
2015.
Ilustración: @odumontdibujos
La maldad es el término a partir del cual designamos la inclinación espontánea que alguien ostenta a la hora de provocarle el mal a otros individuos o seres vivos.
ResponderEliminarEn tanto, por mal se refiere a la ausencia total del bien y de la bondad que existe en una persona o ser. Desde los inicios de la humanidad, el mal, se ve como una realidad de la cual hay que alejarse porque no trae aparejado nada positivo sino más bien todo lo opuesto
existen ciertas diferencias entre bondad y maldad, aveces no sabemos desifrar exactamente. pero en lo personal tanto la bondad como la maldad si existe y esta presente en cada uno de los ciudadanos. el saber vivir no es lo q nos hace bondadosos, mientras existan las personas, existirá el mal, el bien, las guerras, la paz, las religiones, la ciencia, la corrupción, honestidad… todas esas cosas forman parte de nuestra naturaleza, y si asumimos que existe el bien, por extensión creemos en el mal. Creo que, en parte, la vida tiene sentido debido a esa constante e irresoluble disyuntiva, y negar nuestra capacidad de ser malvados, es el primer paso para convertirnos en uno de ellos. alumna: keilin paola velandria angulo
ResponderEliminarTodos los seres humanos tenemos bondad y maldad en nuestro interior y nosotros decidimos bajo cual de estas dos actitudes nos guiamos, hoy día son contadas las personas que verdaderamente actúan con bondad pero de que las hay las hay, son mas la personas que prefieren irse por la maldad, en la calle vemos muchos casos de maldad, viven con odio hacia los demás y no debería de ser así ya que la bondad nos da paz interior y nos hace mas felices, deberíamos de ser mas bondadosos con el prójimo así el mundo seria mucho mejor.
ResponderEliminardebemos de tener en cuenta dos cosas en cuanto a la maldad una seria la crianza pues si la educación comienza desde el hogar habríamos que revisarnos para que hemos sido criados y segundo la moda esto para mi involucra mas que todo a los adolescentes y al medio en el cual nos desenvolvemos, sin embargo hasta el malo mas malo tiene su corazón y si lo unimos esto con la bondad, en algún momento ese ser debe de sentir la necesidad de ayudar a otra persona JEAN PIERRE PEÑALOZA
ResponderEliminarEn mi opinión todo va depende de como te eduquen en tu familia, pero siempre va de la mano la bondad y la maldad. En todos existe, pero uno sabrá cual de los dos decide llevar acabo; desde hace tiempo o incluso ahorita en la actualidad la gente se va mas por el camino de la maldad, quizá por ser mas fácil, pero nosotros debemos ser mas bondadosos aunque hoy día es muy difícil encontrar eso en una persona.
ResponderEliminardos temas fundamentales la bondad por hacer todo bien y por ayudar a los demás cosa que la maldad quiere arruinar pero creo que el amor todo lo vale y siempre es mas poderosa nos ayuda a ser bondadoso
ResponderEliminarEn esta tierra existe de todo un poco, mientras algunas personas se encargan de hacer el bien otras hacen el mal. Por ejemplo: hay personas que se dedican a ayudar al pro gimo, quien se encuentra en situación precaria y en este mismo instante en otra parte del mundo se encuentra una madre abandonando a su hijo en las calles.
ResponderEliminarSeria perfecto que solo existiera la bondad pero debido a la educación que cada uno de nosotros recibimos no sera así. Creo que en este mundo siempre existirán estas dos cualidades, pero dependerá de nuestras sociedades y culturas ayudar a que la bondad predomine sobre maldad.
Hoy estamos mañana no sabemos. Mi pensado es que debemos hacer el bien sin esperar nada a cambio. La maldad existe por naturaleza para poder determinar entre lo bueno y lo malo... En mi opinion les recomendaria ser vondadosos porque con la maldad no se espera nada bueno...!
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ResponderEliminarLa bondad y la maldad son dos comportamientos inherentes al hombre, es necesario distinguirlas entre sí y seleccionar cual de los dos queremos seguir. En lo personal creo que el mejor rumbo que se puede tomar para dirigir nuestras vidas con tranquilidad es la bondad y todo lo que esto representa como lo es el respeto hacia uno mismo y por los demás.
La bondad y la maldad siempre existirán en todo el mundo, pienso que debemos tener más acciones con bondad que con maldad para así ser mejores personas en la sociedad.
ResponderEliminarLa bondad y la maldad siempre existirán en todo el mundo, pienso que debemos tener más acciones con bondad que con maldad para así ser mejores personas en la sociedad.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo creo en la bondad y la maldad, solo existe la clasificación de una acción basada en el consenso de una mayoría de poder. Sin embargo, son conceptos necesarios para un mundo lleno de vicios y vacíos de conciencia. Es muy cierto que los animales son seres sin vicios tan frenéticos como los humanos, pero si pensamos en el comportamiento de un León que logra vencer al macho dominante de un área y desea reclamar su derecho a la procreación de su descendencia, ésta solo será posible al matar a las crías del antiguo jefe de la manada, ahora he aquí la pregunta ¿el león hace uso de la maldad o la bondad? De antemano la respuesta está condicionada bajo una dicotomía. La necesidad de la creación de un pensamiento basado en el bien y el mal consustancial a la existencia de algo divino, es debido a la intensidad de un pensamiento no condicionado que a la vez condicionará la acción de dicho suceso, es decir, que el león mate a las crías del antiguo jefe tendrá efectos diferentes según sean las relaciones de los sujetos externos con este suceso. Por ejemplo en el campo humano, fijar posiciones definitivas acerca de grupos como ISIS o los grupos armados de África es clave para evitar la proliferación de pensamientos viciosos. Personalmente creo que estos grupos radicales son un nido de hienas ansiosas por poder, mis prejuicios están claramente desarrollados en que matar desenfrenadamente y sin sentido racional es inaceptable, pero para grupos como ISIS es un mandato de su dios de la guerra. El mundo está lleno de sucesos que ameritan estar bajo la lupa de pensamientos críticos y reflexivos, el más importante para mí por encima de los humanos es la preservación de nuestro planeta tierra. Cada día nuestros vicios aumentan y a la par disminuye nuestra conciencia de quien nos permite poder hacer estos actos.
ResponderEliminarEL ALACRÁN VENENOSO Y SU AGONÍA EN EL POZO
ResponderEliminarEsta es la impresionante historia que divisé una tarde de mucha lluvia en un pueblo peculiar de Venezuela, donde se encontraba un pozo grande y atractivo para muchos, en la que desafortunadamente en el interior del mismo se hallaba un inmenso alacrán negro, flotando sobre el agua con pocas opciones de vida. Alguien más se percató de la agonía de este peligroso animal y en seguida buscó una hoja de árbol que estaba cerca del frecuentado pozo; Bajo la lluvia y el intenso frio característico del páramo este hombre se dispuso con mucho afán a salvarel invertebrado animal, pero este “desagradecido” en respuesta cada vez que intentaban sacarlo extendía su espelúznate cola para picar la mano de aquelpreocupado hombre, esta escena se dio en reiteradas oportunidades, como si el alacrán no le agradara el extraordinario gesto de BONDAD que recibía.
El buen hombre parecía no renunciar a su propósito hasta que irrumpí el silencio y alterado le grite… ¡ya basta! Deja de intentar lo que no puedes, además ¿acaso no te das cuenta que cada vez que intentas sacar el peligroso animal este te ataca sin mediar?En seguida con tono esperanzador me respondió: claro que me doy cuenta, pero esa reacción es su naturaleza; la mía es ayudar y socorrer a el que lo necesita, y por más letal que sean sus picadas no cambiare mi naturaleza por los de otros…
he aquí un la bondad y maldad, bien representantas en la vida real.
Bondad y maldad son interpretaciones humanas de lo que ocurre, puede que lo que sea bondad para unos es maldad para otros. En NEUROCODEX lo zanjamos diciendo bueno es lo que contribuye a la salud y maldad lo que conspira contra ella. Felicidades, hermano
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