Como
libertario y propenso a defender el pensamiento como bien lo llegó a cultivar
mi admirado Bertrand Russell, no puedo sino ser solidario con quienes
sacrifican sus vidas en nombre del ideal de libertad. Es por eso que me
solidarizo con los intelectuales de Charlie Hebdo. Lo terrible es que el asunto
se complica cada día que pasa, para infortunio de quienes consideramos que la
libertad es el mayor bien al cual se puede aspirar. A fin de cuentas, para un
artista nada puede ser sagrado. El arte es por antonomasia una forma de
expresión en donde lo moral no tiene cabida. Lo artístico necesariamente es
amoral.
La
masacre ocurrida en París contra los caricaturistas del semanario Charlie Hebdo
no sólo sigue sumando marcas que convierten a nuestro siglo en un tiempo
complicado y difícil de comprender, sino que las consecuencias de lo ocurrido
todavía están por verse. Este repudiable acontecimiento pareciera la
continuación de una forma de violencia que bautizó el inicio de nuestra
centuria con los ataques terroristas a las Torres Gemelas y pareciera que va a
continuar.
Sobre
lo acontecido apenas se pueden hacer algunos análisis y especular. El tiempo
será el que nos muestre en su más cruda dimensión lo que a mi juicio es una
nueva etapa de formas de violencia que han de marcar nuestro tiempo.
La
intolerancia no debería tener cabida en el siglo que apenas arranca. El vacío
de creencias de gran parte del conglomerado que no sólo padece condiciones
atroces de pobreza sino que se alimenta con ideas fanáticas ha resurgido en
Europa con consecuencias impredecibles. Si una fuerza surge, pareciera que una
contrafuerza ha de hacerle frente. Ante al radicalismo islámico están brotando formas de intolerancia que
diseminan un caldo de cultivo que permite la concreción y fortalecimiento de
fanatismos que habrán de enfrentarse inequívocamente. No porque yo lo diga,
sino porque sencillamente está ocurriendo. La Europa desvencijada y decadente
ha de enfrentarse a un fanatismo que apenas comienza y se muestra joven y
fuerte. Lucha entre maneras de entender y visualizar la civilización amenaza con empoderarse del ánimo de grandes multitudes.
Excelente reflexión Alirio!!
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